Sôkar y Lluvia emprendieron su búsqueda entre las sombras del colegio. El chico moreno iba en cabeza y guiaba a su compañera a través de la negrura...

-¡Qué ganas tengo de patearle el culo a Llamamierda! -exclamó Lluvia.
-Baja la voz. Primero tenemos que encontrarle y luego ya veremos lo que haremos -puntualizó Sôkar.
-Siempre arruinando mis planes de diversión... -susurró Lluvia para si misma-. ¡Joder, qué oscuro está esto! Ya podría Dino encender las luces o algo, no veo nada.
-Hoy no hay colegio, por lo tanto el conserje no puede abrir...
-¡Y un huevo! ¡Lo que pasa es que Dino es un tacaño y quiere ahorrarse el dinero de la luz para gastárselo en bebi--!
-Shhhh... -susurró Sôkar.
-¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? -preguntó alarmada Lluvia.
-Shhhh... -repitió el jóven-. Escucha...

Se quedarón callados los dos y enseguida lo oyeron.
tap, tap...
Ruidos de pasos.

-Viene de ese pasillo -señaló el moreno.
tap, tap...
-Perfecto, -dijo Lluvia- déjame que me encargue de él y...
-No. Si llega a escaparse nos costará mucho volver a atraparlo -tap, tap-. Debemos preparar una emboscada.
-Esta bien. ¿Cómo lo hacemos? -preguntó Lluvia.

Tap, Tap...
Los pasos se oían cada vez más cerca y en lo más profundo del pasillo podía verse una tenue luz que se acercaba.

-Nos ponemos cada uno a un lado de la salida del pasillo -dijo Sôkar-, y cuando salga, nos abalanzamos sobre él.
Tap, Tap...
-De acuerdo, pero si no funciona de este modo lo haremos a mi manera -dijo la peliazul.

Se pusieron ambos en sus posiciones. Mientras, los pasos seguían haciéndose más fuertes y la luz, más brillante.
Tap, Tap...
-Cuando yo grite, le saltamos encima vez -susurro el muchacho moreno.
-Okey -dijo Lluvia en el mismo tono.
Tap, Tap...
Cada vez estaba más cerca. La tensión en el pasillo estaba a punto de desbordarse.
TAP, TAP...
Una luz asomó por la salida del pasillo...
-¡Ahora! -gritó Sôkar. Y los dos jóvenes atacaron a la vez.

En cuanto lo hicieron, la fuente de luz se apagó de golpe. Hubo una confusión de puños, gritos y patadas hasta que la desconocida exclamó:
-¡Para, por favor! ¡No!
Era una voz que ambos conocían muy bien, pues estaban en la misma clase.
-¿Flama? -preguntó Lluvia sorprendida.

Ésta volvió a encender su fuego, iluminando otra vez la negrura con su luz.
-Sí, soy yo -puntualizó, aunque no hacía ninguna falta.
-¿¡Qué se supone que haces aquí!? -la interrogó la peliazul, algo agresiva- ¡Si hoy no hay colegio!
-A mi nadie me dijo nada. -respondió toscamente Flama-. ¿Y qué se supone que hacéis vosotros, atacando a la gente que os encontráis por el pasillo? -preguntó, igual de agresiva-.
-Estamos buscando a Amor y Llamaviva -intervino Sôkar, antes de que Lluvia respondiera airada-.

-¿Cómo? ¿Le ha pasado algo a Kaji? -preguntó la pelirroja, claramente preocupada.
-¡Ja! ¿Que si le ha pasado algo? -respondió la otra joven-. Tu novio ahora mismo está perdido en un mar de alucinaciones psicotrópicas gracias a un virus que la chiflada de Amor le ha inyectado. Y como siempre, nosotros tenemos que salvar el culo de Llamafloja y arreglar el lío en el que nos ha metido...
-¡No hables así de Kaji! ¡Y no es mi novio! -contestó Flama, con las mejillas enrojecidas.
-Tsk, lo que sea. Venga, vayámonos Sôkar.
-¡Esperad! ¿Puedo venir con vosotros? Me gustaría ayudar...
-No, no puedes -respondió Lluvia con enfado-. ¿No ves que aquí sobras? Venga, sigamos.
-Espera. -dijo Sôkar-. No sabemos dónde pueden estar esos dos ni lo que podría pasar si nos los encontrásemos. Además, hay trampas sueltas por el colegio, si alguien cae en una de ellas y Amor le caza, está perdido. Creo que es mejor que permanezcamos juntos.

Ambas chicas se miraron intensamente y con desconfianza. La temperatura del pasillo subió unos grados y quizás no solamente por la llama de Flama. Hasta que al final, Lluvia suspiró y dijo:
-Tienes razón, no podemos dejar que la infección se extienda. Mejor que la flojucha ésta venga con nosotros.
-¡No soy una flojucha! -exclamó la ofendida-. ¡Estuve en la liga, igual que tú!
-Sí, pero tu perdiste y yo no -contestó con rintintín-.

CONTINUARÁ