TU
AVATAR
LO

QUIERO
VIOLAR
UNA
Y
OTRA
VEZ
C:

Bajo un árbol de hojas verdes, donde la luz atravesaba a duras penas, un niño de unos cinco años miraba el cielo azul recién pintado. Estaba sentado apoyado en el rugoso tronco, sobre la hierva artificial, mientras que en sus manos había un libro. Aquel era su lugar preferido, bajo aquel árbol centenario, uno de los pocos arboles no artificiales que quedaban en Leona. Miro como poco más lejos, unos niños jugaban a la pelota sin preocupación, entre gritos y algún que otro insulto. A él no le interesaba, y aunque le interesase, seguramente no le dejarían jugar. Todos los días igual, allí solo, bajo el árbol protector y solitario que lo protegía de aquella potente luz que colgaba en el techo iluminando Leona, como si un de un sol se tratase. Se sumergió en el libro que estaba leyendo, sin darse cuenta de que alguien lo observaba dese lo lejos, y al rato unos pasos se acercaban poco a poco. Al principio solo vio unas deportivas blancas que se cerraban con velcro, pero no quiso ver más, seguro que solo era algún idiota que le apetecía molestarle. La persona se quedo delante de él, esperando y mirando, pero finalmente se dio a hablar pues parecía que Kaji no lo haría por voluntad propia.

- ¿Por qué no juegas al fútbol con el resto?-dijo la voz de una niña se alzó sobre los gritos de los niños del patio. Kaji no le hizo mucho caso, únicamente quería leer.

- Porqué no-dijo sin prestarle atención. No sabia quien era, aunque realmente no le interesaba- ¿Tu por qué no estas jugando a las muñecas?-pregunto, en un intento de que se molestase y se fuese de allí, pero en vez de eso la niña continuo delante.

- No me gustan las muñecas-dijo seguras y orgullosa de ello- Además, las niñas no quieren jugar conmigo, son unas idiotas- dijo con un toque de recelo. Kaji alzo la vista curiosa de quien era la niña aquella, viéndola de arriba abajo. No llevaba vestido como la mayoría de las niñas, ni ropas cursis, si no que vestía con un pantalón de chándal blanco y una camiseta roja de manga corta. Su pelo, al igual que el de Kaji, era rojo, aunque mas claro, y cuando le daba la luz parecía arder de manera majestuosa. Lo tenía recogido en dos coletas cortas. En su nariz había una pequeña tirita, seguramente de alguna pelea. Kaji no le sonaba de haberla visto antes, seguramente era una chica nueva. La niña se sentó alado de Kaji, sin preguntar siquiera- ¿A ti tampoco te dejan jugar los chicos?-le pregunto. Kaji únicamente apretó más fuerte su libro, confirmando la pregunta, ella sonrió- A mí tampoco. Dicen que una chica no puede jugar al fútbol, ¡pero lo que pasa es que soy demasiado buena para ellos! ¡y los machaco!-dijo apretando los puños y frunciendo el ceño emocionada. Kaji soltó una leve risa, no de burla, si no por que le agradaba aquella chica tan enérgica. Ella lo miro- ¿Y a ti por que no te dejan jugar?

- Soy demasiado listo-dijo rápidamente. Realmente, era el niño mas listo de la clase, aunque no se viese reflejado en los exámenes. Podía hacer problemas de varios cursos superiores, pero a la hora de los exámenes sacaba notas mediocres. Nadie sabía por que era, pero el resto de niños le habían cogido bastante manía.

- Mmm…-empezó a pensar la niña a su lado sin decir nada, hasta que finalmente soltó- ¡que se chinchen! Seremos nosotros amigos, ¿Vale?-dijo con una sonrisa mientras adelantaba una mano suave- Yo me llamo Flama ¿Cómo te llamas tú?

- Kaji…-mientras que se sonrojaban un poco las mejillas mientras estrechaba su mano con la de ella, bajo aquel árbol centenario y protector.

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El niño esperaba bajo el mismo árbol de siempre, con el libro de Gea entre las manos, esperando a que ella viniese. Ya habían pasado cuatro años desde que la había conocido allí mismo, en el patio del recreo, bajo aquel árbol de hojas verdes. Cuatro años juntos. Pocas cosas habían cambiado, únicamente físicamente, pues los niños seguían sin dejarles unirse a sus juegos y las niñas les repudiaban .Aunque ahora estaban bien así, los dos solos. Él era tranquilo y ella un alocada, era increíble e inexplicable lo bien que se llevaban. Los profesores habían comentado esta extraña situación, pero parecía que la compañía de ambos niños hacia que mejorasen en las notas y comportamiento, aunque levemente. Kaji seguía sin querer sobresalir en sus notas, y Flama seguía pegándose con todo aquel que se metiese con ella o con Kaji.

¿Cuántas veces se sentaron bajo aquel árbol, mientras que Kaji le ponía tiritas a Flama y ella enfadada decía una y otra vez que se vengaría, mientras que él únicamente sonreía. Ambos habían creado una buena relación sin darse cuenta, siendo indispensable para el otro. Sus padres eran compañeros de trabajo, por lo que ambos no tenían problemas de ir a casa del uno o del otro y pasar el día jugando, aunque fuese Flama la que más insistía en ello. En ese momento, estaban perfectamente juntos, en aquel lugar, bajo aquel árbol.

- ¡Kaji!-sonó una voz desde casi el otro lado del patio, más allá de la cancha de fútbol y los jardines donde estaban los profesores con sus cafés. Kaji levanto su vista para ver como Flama se acercaba corriendo, con su típico chándal y las mejillas muy rojas. Kaji espero tranquilamente sentado a que llegase, y aun cuando Flama estuvo a su lado, tuvo que esperar a que recuperase el aliento. Finalmente, con voz entrecortada del esfuerzo consiguió decir- ¡Lo hemos conseguido Kaji! ¡Estamos en Colmillo de León!-dijo mostrando un papel donde aparecían
únicamente sus nombres, bajo un sello rojo que ponía “aceptados”.

Kaji miro el papel arrugado, donde tanto el nombre de Flama como el suyo aparecían. El colegio Colmillo de León, era uno de mas prestigiosos de toda Leona, e incluso de otras ciudades. Apenas tenían unos cientos de alumnos, la mayoría hijos de soldados como ellos, pero lo que había solían ser genios y convertirse en generales. Una de las razones por las que había poca gente era por que no había prueba de acceso, ni media, si no que los encargados del colegio buscaban a los alumnos que creían apropiados. Kaji no pudo evitar pensar que su padre había metido mano en aquello, pues aunque Kaji fuese inteligente, sus notas no lo demostraban. Pero su padre, empeñado en elaborarle un futuro, seguro que había conseguido esa beca, e igual pasaba con el padre de Flama. Aquel día, fue el último que pasaron bajo aquel árbol. No volverían a merendar allí sentados mientras reían. No volverían a leer el libro de Gea juntos. No volverían a quedar dormidos junto al tronco, mientras apoyaban sus cabezas una en la otra sin darse cuenta.

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Tres años en aquel colegio de pijos, tres años aguantando a gente que se creía mas de lo que era, pero era mejor que su antiguo instituto. Bueno, todo gracias a Flama, que había conseguido mantener un equilibro en Kaji, para que no fuese insultando a todos los que se encontrasen. Desde el principio, igual que en el otro colegio, Kaji no había encajado. No le gustaba el ambiente de superioridad, y como se reían del resto de estudiantes que no pertenecían a aquel instituto, insultándoles de insectos e inferiores. Pero Flama, lo había contenido, hasta tal punto que no había ningún tipo de amenaza hacia Kaji, o de represarías. Por otro lado, Flama había encajado mejor de lo que Kaji esperaba, no por lo de pijos, si no por las pelas. Allí la fuerza era importante, demostrar que tienes fuerza para ser un soldado y más. Era algo que ella adoraba, demostrar que era fuerte, aunque no presumía de ello, sobretodo por que sabia que a Kaji no le gustaba la gente creída y engreída. En cierto modo, el cambio de la chica había sido importante, de buscar peleas a ser mas relajada y seria, pero con esa bonita sonrisa en la boca.

Kaji caminaba por los largos y lujosos pasillos del colegio, sin prisa alguna, aunque la campana ya sonara hace diez minutos. Empezó a oír unos pasos a lo lejos, unos pases apurados que se acercaban más y mas, no necesito mirar quien era, ya lo sabía.

- ¡Kaji!-dijo la voz de Flama acercándose a él. Era lo mismo de cada mañana, así que solo espero a que ella lo alcanzase- Vas a llegar tarde…-dijo parándose un poco a su lado, pero sin dejar de mover las piernas. Flama, ahora con 12 años, había cambiado su chándal por el uniforme que no le gustaba nada. Una falda de cuadros roja, una camisa blanca, y evitaba ponerse el jersey negro con el símbolo del Rey que le picaba. Calcetines a medio caer, y unas deportivas rojas era lo poco que quedaba de la antigua niña que peleaba con chicos en el patio. Ahora recogía su melena en una coleta alta, para que no le molestase cuando corría, que solía ser cuando llegaba tarde, que era siempre. Miro la cara de cansancio de Kaji, y sujeto su muñeca para tirar de él- Vamos…-dijo mientras tiraba casi un peso muerto, y a Kaji le sacaba una sonrisa.

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No había pasado ni medio año, y Kaji noto como Flama se separaba cada vez más de él. Los nuevos compañeros la habían acabado atrayendo, y ahora siempre estaba con ellos. Pero aun así, intentaba sonreír a Kaji, y quedar después de clase, pero Kaji, poco a poco la iba rechazando, llegando a incomodarla con palabras. En clase apenas eran diez personas, cada uno mas engreído que el otro. Kaji, habia obtado de hacer lo que mejor se le daba hacer, pasar de ellos. Sacaba notas justas y a la hora de pelear usaba la ley del minimo esfuerzo. Se pasaba las horas mirando por la ventana, hacia aquel cielo azul, que aquel año le pintaron leves nubes blanquecinas y largas por toda la cúpula. Esta actitud decepcionaba enormemente a su padre, que en mas de una ocasión le echo una buena charla sobre sus responsabilidades, y de lo orgulloso que debía de estar por poder asistir a aquel colegio. Su madre, que parecía intentar relajarlo y apoyarlo con el tema del colegio, se centraba más en la ausencia de Flama. Mas de una ocasión había preguntado por la joven, y por qué ahora no iba a merendar. También ambas madres se llevaban bien, y Kaji siempre tenia que oír como Karol le comentaba que ambas estaban tristes por que dejaron de llevarse. Cuando fue el cumpleaños de Flama, fue la madre de está la que le dio la invitación a Karol, para que se la diese a Kaji. Por supuesto él no tenía ni pensado ir. Los últimos años habían sido ellos dos en especial los únicos invitados de las fiestas, además de los padres y algunos familiares. Pero Kaji ya se imaginaba como seria aquella vez. Los estúpidos amigos de Flama siéndose de él, y hablando y riéndose de otras personas, mientras Flama lo miraba sin saber que decir. Aquel día, Kaji fingió por primera vez estar enfermo.

Pero un día, encontró una carta de Flama debajo de su pupitre. Le pedía quedar en el árbol de su viejo colegio, para hablar, pero Kaji, con cierto recelo, rompió la carta. La mirada de burla de sus compañero, le hacían sentir en cierto como si aquello fuese una trampa. Quien sabe lo que harían, desde una broma de mal gusto, o hacer que Flama confesase un falso amor y grabar su reacción y reírse de él mas tiempo, solo dios sabe. Así que aquella tarde evito ante todo acercase a aquella zona, donde supuestamente Flama le estaba esperando. Por la noche, le pareció oír el ruido de las sirenas no muy lejos de su casa, pero pensó que era un sueño y volvió a envolverse en las sabanas.
Al día siguiente, Flama no fue al colegio, ni al siguiente ni al otro. Los profesores no decían su nombre a la hora de pasar lista, y parecía importarles a pocos su ausencia. Ni a su supuesto “novio”, que era el peor de la clase, un creído cuyo padre capitán le consentía todo, y que al final se había hecho con la suya. Kaji no podía evitar pensar que él solo salía con Flama para molestarle, y aunque Kaji no quisiese reconocerlo, un poco era cierto. Al pasar el cuarto día, Kaji no pudo aguantar y decidió ir a casa de Flama a ver que pasaba, pues debía de estar muy enferma para estar cuatro días así. De camino, tuvo que pasar por la verja de su antiguo colegio, y sin saber muy bien como su mirada se desvió al viejo árbol en la parte trasera del patio. Los ojos de Kaji no podían creer lo que veían, una corteza negruzca y carbonizada, sin hojas, y las que tenía habían perdido su color y ahora eran blancas y secas. Kaji salto la valla sin pensarlo para correr hacia él, contemplando el horror en el que se había convertido el recuerdo de su infancia, que ahora solo era una masa negra y sin vida. La imagen de la pequeña Flama, la que reía, la que hacia lo que le gustaba sin pensar en las opiniones de los demás, se fue borrando al igual que el color del tronco. Pregunto al bedel quien le echo de allí, y contesto que el árbol había ardido tres noches atrás, sin causa justificada. Algo nervioso, Kaji continuo el camino hasta la casa de Flama, y una vez allí, lo recibió su madre. La madre de Flama, de pelo igual de rojo y ardiente, mostraba un rostro cansado, con ojeras y pálido. Ella fue la quien le comunico a Kaji que Flama se había mudado con su tía a una ciudad lejana, a Hosen por temas de estudios y familiares, y lo mas seguro es que no volviese hasta vacaciones. Kaji, sin saber que decir, no quiso creerse aquello, y volvió a su casa como si nada, aunque su estomago estaba revuelto. Pasó dos semanas sin Flama, y empezó a mandarle cartas, en algunas le pedía perdón, pero ella no respondió ninguna. En vacaciones la madre siempre la excusaba con alguna tontería. Y así fue como Kaji no volvió a ver a Flama, hasta aquel momento.
Kaji, se miraba las manos vendadas, pues por alguna razón se le habían quemado levemente. Miro a su alrededor la vieja enfermería de la zona de los dormitorios, seguía igual que la primera vez. A su lado había una manzana que había traído Amor. Desde que habían llegado las cosas con ella habían mejorado bastante, pero aun así, Kaji no podía sacarse de la cabeza la imagen de Flama, sabiendo que lo mas seguro es que llegaría el día en que tendrían que luchar, y ojala no tuviese que llegar a mas.

Sara, quédate con su culo, yo prefiero otras cosas XDXD

Kaji se despertó de nuevo, con un horrible dolor de cabeza, desde hacia noches que no dormía bien y quedarse todo el día en cama no ayudaba. Pasaran cinco días desde que había llegado al refugio, más o menos salvos. Kaji fue atendido por Amor, ya que sus heridas habían sido muy superficiales, por no decir casi inexistentes. En cambio, Matarratas, atendió a Lluvia con rapidez, y durante siete horas no se separo de ella. Sus heridas habían sido bastante graves, y de haber seguido luchando seguramente no lo hubiese contado. No sabía muy bien en que estado se encontraba, únicamente Mat, Dino y Sôkar sabían e él, pero Lluvia no había salido de la enfermería principal en todo aquel tiempo. Sôkar, permaneció en la puerta todo lo que tardo Mat en atender a Lluvia, y luego espero a su lado a que despertase, que serian dos días mas o menos. Por el momento, nadie le había echado nada en cara, ni por haber caído en aquella trampa y por lo de su padre, pero todo llegaría. Miro el reloj de su habitación, marcaban casi las diez, la hora de cenar, pero habían convocado una reunión a la que debería asistir. Hasta el momento había cenado en su cuarto, disculpándose de encontrarse mal, pero no podía ser siempre así. Había utilizado todo aquel tiempo para intentar aclarar sus ideas, habían pasado demasiadas cosas en una noche. Perdido a su familia, no sabia que había sido de su hermano, su padre lo quería matar y al igual que su amiga de la infancia, Dino le había requisado el libro de Gea, no sabía como soportar todo aquello. Sentado en la cama introdujo sus dedos en su cabello, notando las pequeñas gotas de sudor que se le escapaban por la frente. Fue al baño, para mojarse el rostro e intentar refrescarse, pero de poco sirvió. Camino solo por los pasillos, que le parecían más desolados que nunca, y se encamino a la sala de reuniones. Estaba situada en el mismo pasillo que la biblioteca, la enfermería y el despacho de Dino. Kaji fue incapaz de evitar quedarse mirando la puerta azul metalizada donde las letras en negro ponía “enfermería”, recordando la única noche que consiguió algo de valor para atravesar esa puerta.

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Apenas pasaban de las doce, y el inquietante ruido del gotero no daba descanso. Una habitación completamente oscura, excepto por la pequeña luz que emitía la lámpara en una mesilla, alado de una camilla ocupada. Kaji miraba la penumbra del techo, con los ojos fijos en la nada mas profunda. Tantas cosas y tan pocas explicaciones, sentían como su cuerpo no quería hacer nada, se negaba a moverse deseoso de una paz que no daba encontrado.
Solo había pasado un día, un día de la locura que se había transformado su vida. Muy poco tiempo. En la pobre enfermería del pasillo de las habitaciones, Kaji “descansaba” tras que Amor le hiciese el reconocimiento rutinario. Una gasa aquí, una gasa allá y listo, no se podía quejar de sus heridas. Únicamente sus nudillos de la mano derecha que parecían estar levemente quemados, pero que el sedante se había encargado eliminar esa leve molestia. Poco hablador y emotivo estuvo Kaji, hablando secamente a Amor y sin contestar las ordenes de Dino, incluso cuando le confisco el libro de Gea. Ese libro que siempre fue tan importante para Kaji, ahora no eran mas que trozos de papel sin importancia, por los que había puesto en peligro a Lluvia. La imagen de esa mujer de ojos cielo, con ropas desgarradas, cubierta de heridas y sangre seca, y aguantando aduras pena la muerte que deseaba llevársela era la imagen que rondaba la mente de Kaji, mientras sentía la voz de ella: “Por tu culpa”. Era algo que él no podía negar, que él había sido el responsable de su estado, de que pudiese morir en cualquier momento la mejor luchadora de 5 elementos, y no solo eso, que muriese una compañera. La única vez en aquel día que Kaji hablo voluntariamente fue para preguntarle a Amor el estado de Lluvia, y la joven de mejillas sonrojadas, le costó ser franca, confirmando la posibilidad de que Lluvia muriese.

Kaji sintió como la manta que lo cubría le pesaba más y más, como la presión de su pecho, y sabía que no podía quedarse allí. Aparto aquella manta de un tirón, dejando su torso desnudo en contacto con el frio aire de la sala. Seguro pero tembloroso, poso sus pies en la baldosa, y ni siquiera busco unas zapatillas para protegerse los pies. En su brazo, la aguja del suero dejaba una leve marca rojiza una vez Kaji la saco con cuidado. Camino hacia la luz de emergencia situaba encima de la salida, sin dudar aunque con algo de esfuerzo, pues su cuerpo seguía negándole aquella energía que necesitaba. Consiguió llegar a la puerta, y sabiendo que no tenía mucho tiempo antes de que los detectores de movimiento empezasen a funcionar, empezó a caminar apoyándose en la fría pared.
Llegó cansado y medio jadeando, pero lo consiguió. La planta de sus pies habían cogido un leve color negro de tanto arrastrarlos. Y ahora, delante de la enfermería principal, no sabia que hacer. Quería verla, pues no se perdonaría si la última Lluvia que viese era la de la sangre, la derrotada, la que lo había protegido aun de salir ella mal. Por otro lado… ¿y si estaba despierta? No quería ni imaginarse la que armaría, y si por desgracia ella ya tenia fuerzas para levantarse y lanzarse al cuello del pelirrojo, nadie oiría sus gritos de ayuda. Su mano rozo el frio picaporte, pero, aunque su cuerpo apenas tenia fuerzas, lo que si saco fue un valor inexpresable. Abrió poco a poco la puerta, mientras hacia una leve ruido como de aire. Dentro, no estaba tan oscuro como la otra enfermería, pero aun así la penumbra reinaba. Kaji camino hacia una de las cortinas blancas que colgaban, de donde salía una leve luz verde. Algo que nunca supo responder, fue si se arrepintió de ver a Lluvia así. No, aquella no era Lluvia, aquella era una chiquilla postrada en una cama, de piel pálida como la acera o como los muertos. De brazos inmóviles sobre las sabanas blancas, y inyectado en ellos más de un par de agujas, que hacían marcas las venas azules de la joven. Al lado de la camilla, una maquina marcaba los latidos de un corazón cansado, que parecía querer pararse en cualquier momento. Kaji, no necesitaba oír aquellos pitidos que marcaban el compas, si no que podía ver el pecho de la joven bajo la fina sabana subir y bajar, como si durmiese. Del cuello hasta el hombro y parte del pecho, un vendaje con lagunas manchas rojas cubría la piel quemada de la joven, al igual que otras vendas en el brazo, y otras partes del cuerpo que Kaji no podía ver. El rostro de la joven, era lo que mas había cambiado. Bajo una mascarilla de plástico, se ocultaban unos labios rosas enfermizos, no como los de Amor, si no como los de alguien que la sangre lo ha abandonado. Los parpados caídos, y bajo los ojos las profundas marcas moradas que parecían no querer irse de allí. Pocas veces fue las que Kaji vio a Lluvia sin el ceño fruncido, pero sin duda preferiría a la enfadada Lluvia que aquella que no expresaba nada. Y el pelo, posaba revuelto y sedoso sobre la almohada, como si alguien se lo hubiese arreglado levemente, seguramente fuese Amor. Kaji, viendo esta escena, no quiso ver más, y deseaba dar media vuelta, pensar que allí nunca había estado y que aquella no era Lluvia, si no una farsante que deseaba confundirlo. Pero en vez de huir, como había hecho toda su vida, se acercó, e igual de dudoso que con el picaporte, alargo sus dedos para tocar los de Lluvia. Fríos. Noto un frio que lo contagiaba, y sin pensarlo, entrelazo sus dedos caliente con los finos de ella, como si desease pasarle un calor que él no necesitaba. Ni siquiera sabía por que hacia aquello, por que sentía aquella agonía por ver así a Lluvia, la joven que lo odiaba, y no evitaba demostrárselo. Entre una penumbra, únicamente iluminados por la maquina que rompía aquel silencio cada segundo, Kaji soporto la mano de Lluvia, y se acercó al rostro inexpresivo de la joven, deseando que reaccionase, que le pegase y gritase como siempre, pero eso no paso. Solo cuando quedaba unos centímetros entre ambos, Kaji dejo caer su rostro, pegando las frentes de ambos, mientras de las mejillas de él resbalaban lagrimas.

- Lo siento…-fue lo único que podía decir. Lo sentía de verdad, el haber condenado a aquello a Lluvia, a quizás una muerte injusta. Morir por él. No, morir por proteger a todos. La mano de él apretó levemente la de ella, notando sus pulsaciones. Porque se dio cuanta de algo, que aquella no era Lluvia. Lluvia no era alguien que quedaba en cama, Lluvia no era alguien que se rediría tan fácilmente, Lluvia no se dejaría arrastrar a la muerte. En aquel momento estaba luchando, quien sabe si mas duro de lo que había hecho hasta ahora, pero no se dejaría llevar por las buenas. No sabia si era él, pero pareció sentir como la mano de ella perdía levemente aquel frió. Y Kaji recordó a la compañera que lo había salvado. No derrotada, herida y sin salida, si no a la verdadera Lluvia que él no había conseguido ver, la que había luchado con fuerza y valentía hasta el final, la que no se había rendido y la que aunque fuese derrotada, levantaba la cabeza orgullosa de lo que había hecho, y hasta que el ultimo suspiro escapase de sus labios, lucharía con una sonrisa en los labios.

Kaji separo ambos rostros, viendo como la zona donde había apoyado su frente estaba levemente rojiza. Dejo escapar los dedos de Lluvia con delicadeza sobre las sabanas blancas, mientras se preparaba para marcharse. Ahora sabia que no le pasaría nada, que ella daría lo mejor de si como siempre, y volvería, aunque solo fuese otra vez para llamarle imbécil. Kaji dejo atrás a Lluvia, mientras se dirigía a la puerta, con el corazón tranquilo. Pero antes de llegar a la puerta, sintió un leve miedo, al ver en la penumbra algo. Sintió congelar su sangre, incluso mas frió que la piel de ella, al sentir la presencia de alguien mas.

- ¿Los remordimientos te corroen?-dijo la voz profunda del chico de la sombras, que estaba sentado en una silla en una esquina, tranquilo y sin moverse. Kaji no sabia si estar aliviado o aterrorizado. Sôkar, hasta el momento, había parecido un chico tranquilo y de fiar, pero escondido en las sombras mientras que Kaji semidesnudo se había colado en la habitación de su mejor amiga inconsciente, quien sabe…. Kaji quiso excusarse, pero él se levanto y se acercó a herido, mientras que el pelirrojo no sabia donde meterse. Sôkar era mas alto, tenia más pecho y espalda, y sin duda era más fuerte, no le costaría dejarlo lisiado un par de semanas o meses, si no lo mataba claro. El chico de pelo negro espero paciente enfrente de Kaji, esperando alguna respuesta comprensible del chico. Kaji finalmente miro a otro lado, a la oscuridad.

- Yo ya he hecho lo que tenia que hacer… si no te importa me gustaría volver a la enfermería de abajo-dijo mientras sujetaba el picaporte de la puerta, deseando que él no le parase. Pero el filósofo oscuro tenia algo que decir.

- Mejor haberlo intentado y haber perdido, que no haberlo intentado-dijo Sôkar tranquilo, con aquella voz tan profunda, y que hacia pensar a la gente que no era nada comparado con él.

- ¿Perdona?-dijo Kaji algo extrañado ante las palabras del chico, que empezó a caminar hacia la camilla de la joven.

- Haz las cosas antes de que sea tarde, nunca quedes con la duda Kaji-dijo tranquilo, mientras quedaba enfrente la camilla. Kaji desde su posición no veía a Lluvia, las cortinas la tapaban, aunque podía ver la silueta de su pecho, y como subía y bajaba sin cesar. El chico de pelo rojo miro de nuevo la oscuridad, sin saber aun si podía irse o no. Sôkar volvió a interrumpir los pitidos de la maquina- ¿Has hecho lo que deseabas?-pregunto al aire. Kaji, con una voz casi inaudible afirmo desde la puerta- ¿Te consideras responsable de lo que ha pasado?- volvió a preguntar. Kaji apretó el frió picaporte, calentándolo.

- En parte…-contento pensando que el metal se iba a derretir en sus manos de seguir así- No puedo negar mi culpa… pero tampoco por sentirme mal lo arreglare…-contestaba mirando a la puerta, sintiendo como los ojos ocultos de Sôkar se clavaban en él- ahora solo queda una opción…. Luchar y mejorar, para que la próxima vez sea yo quien la proteja.

- Entiendo…-dijo secamente Sôkar, y aunque Kaji no lo mirase, sabia que en sus labios posaba una sonrisa.

- Sôkar… ¿Cómo sabias que iba a venir?-pregunto Kaji antes de irse, era una pregunta que había aparecido de la nada, pero lo intrigaba levemente.

- No lo sabia-contento tan tranquilo como siempre- Pero aunque sé que esta segura aquí, soy incapaz de dejarla sola- prosiguió sin molestia.

- Parecéis estar muy unidos, aunque sois muy diferentes, ¿Puedo saber por que?-fue la ultima pregunta de Kaji, mientras abría la puerta y una leve luz iluminaba la habitación.

- Digamos que ella me salvo, y viceversa… – fue lo ultimo que sonó en la habitación, antes de que Kaji dejase cerrar la puerta con cuidado y volvía a su fría habitación.

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Kaji, consiguió dejar de mirar aquella puerta casi al minuto, y decidido entro en la de reuniones. Era una habitación grande y muy tecnológica. Las paredes eran e placas de metal al igual que el suelo. Una mesa en forma de U ocupaba la parte trasera de la habitación, y en medio del espacio que había en la mesa una maquina para hacer hologramas. Por el resto de la sala haba alguna que otra maquina mas, pero parecían llevar años sin ser utilizadas. Kaji entro dudoso pero para su suerte Dino aun no había llegado. Allí estaban todos menos Lluvia que debía de seguir en la enfermería. Kaji dudo más de una vez en ir a visitarla, pero le daba miedo su reacción. Kaji se sentó junto a Amor y Sauce, que le hicieron un sitio. Las sillas eran colchadas y cómodas, como para pasar allí un largo tiempo. Estaban en silencio, incluso Nizo y Tarántula que parecían sufrir por mantener ese silencio. Sôkar y Matarratas eran los mas tranquilos y serios, como no. Al poco llego Dino. Dino parecía haberse endurecido mucho desde el accidente, y no quería volver a pasar por una situación así. Dino no se sentó, si no que quedo delante de ellos de pie, con la espalda recta, e increíblemente no llevaba una cerveza en la mano como solía hacer.

- Hola a todos- marco esta ultima palabra como si quisiese enviarle a Kaji un mensaje. No me agradas. Pero aun así siguió sin dirigirse al pobre pelirrojo- Os he reunido con la intención de aclarar la situación en la que se encuentra 5 Elementos. Hasta ahora no he hecho mas que trataros como críos, aunque considero que seguís siéndolo, pero es hora de que toméis responsabilidades- dijo sin apenas tomar aliento. Parecía cansado y preocupado, si fuese por él no estaría dando aquella charla- Como sabéis, los SS han conseguido engañarnos, y por poco os atrapan. Al parecer sabían de la existencia de Kaji como miembro de 5 elementos desde hace un tiempo y se han dedicado a esperar el mejor momento. No sabemos si saben o no donde se encuentra el refugio, pero por la información que tengo parece que no. Igualmente, a partir de ahora haremos un entrenamiento especial por si somos asaltados, creo que no hay quejas.-dijo guardando silencio. Nadie hablo, por lo que Dino continuo- pues acabado esto, doy acabada la reunión de hoy- concluyo con intención e marcharse. Kaji desde su sitio dudo en hablar o no, pero si alguien podía contestar sus preguntas seria Dino.

- Dino… ¿Qué le pasara a mi hermano?-dijo mirándose las manos sobre la mesa negra-metalizada. Todos le miraron en silencio, pues ya sabían levemente de ese tema. No demasiado, únicamente que Kaji al parecer tenía un hermano menor, el cual estaba en las manos del gobierno. Muchos ya habían dado por hecho el final trágico del pequeño, pues no había demasiadas opciones siendo un elemental. Pero aun así, siempre quedaba esa pequeña luz de esperanzas, pero era algo que a Dino no le interesaba dar a Kaji, así que respondió de una forma simple.

- Si siguen las normas, lo ejecutaran-dijo seco, con un tono que hasta dolió a los allí presentes. Pero era lo que había. Por otro lado, Dino continuo- pero aun hay la posibilidad de que viva, al tratarse de ser hijo… de alguien como tu padre-dijo con algo de molestia. Dino, estaba realmente molesto con Kaji, pues que su padre fuese un alto cargo de los SS lo enfurecía, era tener al hijo del enemigo en su propio terreno. Tampoco podía echárselo en cara el que Kaji no se lo hubiese dicho, Dino no le pregunto nunca acerca de su familia, y Kaji ni siquiera lo sabia. El silencio reino en la sala durante unos segundos.

- Ósea… ¿Qué aun puede estar vivo?-dijo, mirando a Dino. Este pareció confirmárselo sin demasiadas ganas. Entonces, Kaji se levanto de golpe apartando la silla hacia atrás - ¡Pero entonces podemos salvarlo!-grito. En su mente desesperada, la idea de ir a por su hermano no era una locura. Con una buena organización y las habilidades podrían sacarlo de donde lo tuviesen retenido. Además seguro que Dino sabia donde se encontraba. Pero él, negó con la cabeza.

- Lo siento Kaji, no voy a poner mas en peligro a la organización, tengo que proteger al grupo –pronuncio sin moverse del sitio. Kaji noto una ira recorriéndole, como si sus venas empezasen a arder. Hizo su mano un puño, sintiendo el impulso de lanzarse contra Dino, pero solo consiguió aguantar.

- ¡¿Proteger al grupo?!-grito incluso a un tono que podría superar el tono normal de Lluvia- ¿Y donde estabas cuando nos atacaron? ¿Y por qué no fustes a rescatarnos?-dijo mientras se echaba un poco hacia delante. El resto de los asistentes observaban en silencio e incómodos por la situación. Fue una de las pocas situaciones en las que Kaji no pudo callarse- Sôkar y Zap fueron los únicos que volvieron a por Lluvia y por mi. ¡Tu mientras estabas aquí escondido y protegido! Siempre nos mandas a misiones peligrosas, pero tu no mueves un dedo- Dino miro a otro lado, aunque las venas de las manos empezaron a marcarse. Sin duda tenía ganar de gritarle a Kaji, que para él no era más que un niñato furioso, así que permaneció calmado. Alguien de su cargo no debía dejarse llevar por un crio como Kaji- Nos utilizas para tus cosas, sin contarnos nada… Si piensas que lo que digo no es verdad ¿Dónde estabas cuando casi muere Lluvia en los túneles?- grito de nuevo. Parecía haber soltado toda la ira que guardaba desde hace tiempo hacia Dino. Casi no se había dado cuanta como lo tenía recomido por dentro, aumentando cuando Dino le gritaba, le insultaba, le castigaba sin motivo alguno, un odio que Kaji nunca comprendió. Ahora, lo había soltado todo de golpe.

- …-Dino guardo silencio, pero finalmente se decidió a contestas- ¿Quieres saber que hacia mientras tu y Lluvia casi morís?-dijo en un tono con leve molestia mientras acariciaba su mentón con la mano derecha, en señal de que estaba perdiendo la paciencia - Pues llamar a todos nuestros infiltrados en Leona- dijo serio y con un tono que infundía respeto- Esa noche no recibí solo la noticia de los SS en Beluga, si no que además han encontrado varios infiltrados en Leona. Ha caído un importante numero de miembros de la organización de 5 elementos, y ya han detenido y ejecutado a bastantes de mis compañeros, muchos de ellos llevaban años con esto. Me dedique toda la noche a avisar al mayor numero de personas posibles para que escapasen - Dino guardo silencio durante unos segundos, y respiro hondo- Si consideras que fue una idea equivocada… y que hubiese ido a salvar vuestros culos por haberos ido de fiesta, eres libre de levantarte e irte- Kaji no contesto, permaneció de pie sin moverse y sin saber que hacer. Miro al suelo con los puños apretados de ira. Había metido de nuevo la pata, como no. Aunque le doliese, Dino llevaba la razón en aquella discusión, y lo peor que podía hacer era contestarle. Dino lo miro serio- Además una de las razones por las que no fui, es pro que confió lo suficiente en Lluvia como para saber que sabe cuidarse sola, o cuidar a otros.

- …-El silencio duro, parecía haber acabado aquella conversación, pero Sôkar lo rompió, algo poco común- ¿Qué pasara con los que han conseguido escapar?

- Han sido realojados- contesto Dino mas relajado- Algunos se han ido a vivir con parientes, y a otros les hemos dado nuevas identidades. Pero generalmente ya no queda nadie de 5 elementos en Leona, es demasiado peligrosa.

- Entonces… ¿Cuándo llegara mi hermana?-dijo Mat desde su sitio. Nunca hablaba, excepto para gritarle a Zap o para demostrar su inteligencia.

- Matarratas, tenia pensado hablar contigo en privado, pero ya que sacas el tema-dijo Dino de nuevo serio. Mat levanto la mirada aburrido, dando directamente con los ojos Dino, con una mirada algo dudosa- Mat, hemos perdido la comunicación con Rubeola, no sabemos nada de ella- finalizo. Otra vez el incomodo silencio que no se daba borrado. Sin duda muchos de ellos, como Nizo o Amor desearían estar en otro lado, pues aquel no era su estilo. Pero miraron a Mat, el cual no se movía.

- ¿Perdona? ¿Sera una broma?-dijo incrédulo aun por la noticia. El pálido chico pareció ponerse aun más blanco, lo que alarmo a Amor, pero no se atrevió a moverse ni preguntar. Dino no contesto, lo que afirmaba más que aquello no se trataba de una broma. La mano relajada de Mat se fue convirtiendo poco a poco en un puño encima de la mesa- Si mi hermana trabaja en un laboratorio de cosmética de mierda…-dijo aun con una voz tranquila que lentamente se transformaba en una con fuerza.

- Trabajaba en un laboratorio, pero no de cosmética-contesto Dino tranquilo, mientras que la mirada de Mat se clavaba en la mesa- Rubeola te contaría esa mentira para que no te preocupases, pero en realidad trabaja para uno de los laboratorios secretos del gobierno. Es una espía muy importante, y por eso me duele dejarla atrás.

- ¿¡Y piensas quedarte aquí sin mover un dedo!? ¿¡Sin saber si Rube esta viva o muerta!?-grito en un tono amenazante, incluso mas que cuando Zap le quitaba de quicio.

- Creo que deberíamos dar por acabada la reunión-dijo Dino intentando escabullirse de aquella situación.

- ¡No! ¡Rubeola es una de los nuestros! ¡no podemos abandonarla!-grito ahora Kaji. De nuevo las miradas se dirigieron a el- Que yo sepa, esta organización esta para ayudar y proteger elementales, ¿no?-dijo mirando a todos. Era verdad que Kaji estaba preocupado por Rube, pero rescatarla podría ser también rescatar a su hermano, y eso era lo que mas le importaba ahora. Kaji volvió a alzar su voz de líder- En mi opinión, hay que organizarse y hacer un rescate-dijo segundo, con el pecho fuera y con una mirada desafiante a Dino. Por un momento todos quedaron callados, pero una nueva voz rompió el silencio.

- Tú no tienes opinión aquí- dijo la enfadada voz de Lluvia desde la puerta. Acababa de llegar, pero seguramente había oído ya los gritos desde la enfermería. Vestía un camisón de tirantes azul cielo, que dejaba las vendas que cubrían su cuerpo. Del cuello al hombro había un gran vendaje blanco, otro en el pie y algunas gasas más por el cuerpo. Su pelo no estaba muy peinado, seguramente de estar todo el día tumbada. Pero aun de que su físico mostrase a una Lluvia medio herida, su mirada seguía siendo amenazante y de nuevo llena de odio. Kaji no supo si aliviarse o preocuparse. Empezó a caminar al centro de la sala con los pies descalzos, sin titubear su camino.

- Lluvia, deberías estar en la enfermería aun-dijo Sôkar desde su sitio, pero sin hacer nada al respecto. Lluvia lo ignoro, y quedo quieta alado de Dino.

- Llamaviva…-dijo con cierto odio. Era la primera vez que lo llamaba por su apellido, y seguro que no seria la ultima. Los restos de la medio agradable Lluvia de las galerías había desaparecido, para volver la Lluvia llena de odio incomprensible-… Nunca me has caído bien, y con razón- pronuncio mirando a todos- No solo hemos descubierto eres simpatizante de uno de los miembros de F-13 - dijo, mientras la cara de asombro de algunos iban en aumento- ¡Si no que además tu padre es uno de los responsables de los SS!-grito ya con mas ira. La sorpresa cayo sobre los presentes que aun no sabían la noticia, y dejando a Kaji con un sudor frio por aquella situación, indefenso contra el ataque de Lluvia- Como capitana de 5 elementos, veo conveniente que seas expulsado de la organización, ya que ya no podemos confiar en ti-Se mantuvo en silencio, al igual que el resto. La expulsión de la organización significaba tener que abandonar todo, no solo 5 elementos, si no si vida que había sacrificado por este. Sería echado del bunker, sin lugar a donde ir, y eso si no era asesinado para evitar que infiltrase información. A Kaji se le vino el mundo encima. Lluvia miro a Dino- ¿Dino, estas de acuerdo con mi orden?-pregunto con respeto, pero con el pecho hinchado, segura de su poder.

- …-Dino pareció pensárselo. Para Kaji ya estaba fuera de allí. Dino lo odiaba, desde el principio lo había hecho, y ahora tenía la oportunidad perfecta para librarse de Kaji. Todo había acabado. Dino hablo- Kaji no será expulsado, pero si inactivado-pronuncio sorprendiendo a todos- No podrá hacer misiones ni entrenamientos hasta nuevo aviso. También queda prohibido para el resto comunicarle información acerca de la organización- Algunos parecían aceptables con las medidas, otros contentos como Amor, que soltó todo el aire que tenia en sus pulmones aliviada, y otros como Lluvia casi no podía contener su ira por no haberse salido con la suya- En cuanto al tema del rescate, queda anulado. Esta es mi ultima palabra-dijo marchando de la sala sin dejar tiempo a replicar, y mientras Lluvia lanzaba de nuevo una mirada de odio a Kaji, como si le ha bisase de que le haría pagar aquello.

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Kaji caminaba junto a Zap por los pasillos en silencio, en dirección su cuarto. La reunión había acabado de manera desastrosa, y dejando claro que la idea de salvar a su hermano era imposible. Kaji caminaba con la cabeza baja, sin saber muy bien que hacer. Ahora que estaba suspendido, se pasaría los días vagando por aquella enorme jaula, sin retos. Llegaron ambos al cuarto silencioso y en penumbra, y se empezaron a cambiar. Zap estaba algo mas callando de lo normal, aunque no podía evitar que se le escapasen algunas tonterías. Eran las doce, y Kaji estaba tirado en la cama mientras miraba el techo aburrido, pensando en todo y en nada. Zap estaba en su cama jugando con la maquinita, y gritando emocionado, desde que se la había regalado, Zap nunca la recargo, pues cuando jugaba, se emocionaba tanto que soltaba pequeñas descargas de energía, llenándole la batería, sin duda algo extraño y singular. Kaji lo miro durante unos segundos, pensando como seria ser Zap. No a como seria tener el cerebro mas desorientado del mundo, si no a lo de no tener padres. ¿Que seria mejor? ¿No tenerlos o tener un padre que te quiere matar? La cosa estaba complicada. En ese momento sonó un ruido extraño, como un pitido que no salía de la maquina de Zap.

- ¿Qué es eso?-dijo Kaji extrañado, sentándose en la cama y mirando a todos lados.

- Debe de ser el intercomunicador-dijo Zap sin prestar atención.

- ¿El que?-pregunto de nuevo dudoso, mientras se levantaba.

- Mira, allí – dijo Zap señalando el pequeño pasillo que daba a la puerta. Kaji camino hacia él, y vio como en la pared había como una especie de pantalla de monitor parpadeando. Nunca antes se había fijado en aquello, era mas, estaba casi seguro de que antes no estaba- Es lo que se utiliza en situaciones de emergencia. Si por alguna razón quedamos encerrados en nuestros cuartos, o hay un mensaje que haya que decir a todos, Dino suele utilizar eso-dijo de nuevo, mas centrado en la pantallita delante suya.

- Entiendo…-murmuro Kaji mientras no dejaba de ver la pantalla parpadear. La toco con un dedo, y se volvió blanca durante un segundo, y luego negra. En la parte superior aparecían unas letras en blanco poniendo “Menaje nuevo”. Kaji dudoso dio sobre el, y una nueva ventana se abrió. Parecía una pequeña carta. Kaji empezó a leerla. “A todos los que les interese, hoy reunión secreta en la biblioteca a las dos de la madrugada. No comentéis esto con nadie.”- El mensaje era simple, corto, y no aportaba mucha información. Kaji quiso ver quien lo había escrito, pero en ningún lado lo ponía. Miro a Zap- ¿De que crees que se trata?

- No se, puede que para regalarme algo por mi cumpleaños.

- No creo que sea por eso…-le contesto Kaji. Le dio a la “X” para que la carta se cerrase. De repente, una baldosa plateada bajo, ocultando de nuevo la pantalla detrás de esta. Kaji miro dudoso, pero no anduvo más ahí. Pensó apenas unos minutos en ello, y luego volvió a dirigirse a Zap- ¡Iremos! En total ya no tengo nada que perder.