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*Un libro era la única compañia de Serahn en aquella posada. No parecía uno de los mejores lugares en la ciudad, y en verdad se veía de bastante mala calidad, pero algo era algo. Eran altas horas de la noche y aun no salía de la mesa en la que había comido. La lectura hizo que el tiempo se pasara volando y que Serahn no notase cualquier cambio a su alrededor.*

*Sin embargo, unos sonidos fuertes le sacaron de aquel trance. Estos sonidos eran producto de movimientos fuertes y rápidos, lo más probable era que se trataba de alguna disputa en uno de los pisos superiores. Un suspiro y el cierre del libro dictaminaron su ida a la habitación ya pagada. Dio una leve mirada al su alrededor antes de subir las poco cuidadas escaleras de madera.*

-(No parezco causar demasiado interés en estas gentes, ni menos en los que vi hoy.)*Buscó la llave entre las cosas guardadas en el bolso.*(Supongo que es mejor pasar desapercibido por un tiempo.)

*Cerró la puerta tras de sí, acomodándose en el duro colchón con rasgadas sabanas que le pertenecía por una noche. Ni siquiera intentó dormir. Hacia tiempo que le costaba cerrar los parpados y descansar, y sabia que aunque lo intentara sería inútil.*

- (Será mejor que haga algo útil con este tiempo.)

*Desenvainó a Narakea, dejando su fino y mortal filo a la vista. La luz de la habitación se reflejaba en el bien trabajado metal de la espada. Serahn posó ambas manos en la empuñadura y comenzó a simular algunas posiciones y movimientos de batalla. Confiaba que eso le cansaría un poco, lo suficiente para poder entrar al reino de los sueños.*

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Como cada noche, Hati se dedicó a practicar un poco con la espalda. Atacaba a un árbol, pero para ser respetuoso y entrenar más su exactitud solo le rayaba con la punta de su filo.
Practicó los siguiente movimientos una y otra vez: Ataque giratorio bajo, perfecto para dañar piernas o dar a más de un objetivo; salto largo y espadazo diagonal, para cuando tenía que hacer embestidas; un ataque terrible que estaba perfeccionando, aunque tenía que simularlo, pues el terreno no le permitía ejecutarlo.

La verdad es que si alguien lo hubiera visto, sus colegas del bar le hubieran tomado por un borrachuzo por toda la vida: era un lobo que ejecutaba complicados ataques con una espada en la boca, la cual brillaba.
Que por cierto, el brillo que emitía la espada Fenrir era de lo más útil: podía usarla como linterna en la oscura noche.


Tras un ligeramente agotador entrenamiento, Hati se tumbó en el suelo y jadeó pausadamente por unos pocos minutos.
Ahora estaba respirando apropiadamente para que su cuerpo pudiera,...

- (Espera,... ¿qué es eso?)

El aire tenía un olor muy curioso.

- (¿Un oso? No, el olor no es tan fuerte. ¿Un guerrero entrenándose intensivamente? No, el aroma no es tan poco notable)

Movió el hocico hace adelante y respiró con más ganas.

- (Viene de la ciudad)



La curiosidad pudo con Hati y se adentró a la civilización. Ya que no había nadie excepto una poca gente ebria por la calle, no le importó ir por ahí.
No podía usar su "linterna" por si acaso, pero sus ojos de lobo le permitían guiarse sin mucho problema.
El olor se hacía más intenso.

- (¿Olor a ligeramente quemado? ¿Qué demonios estoy rastreando?)

Tras una búsqueda de media hora, paró delante de un hostal que tenía muy buena pinta.

- (El olor fuerte y a ligeramente quemado viene probablemente de por aquí. ¿Cómo es posible que alguien huela así?)

Subió al tejado de un pequeño bar que tenía al lado.

- (Si no me equivoco, el misterioso cliente de ese hostal está en esa habitación. Demonios, tiene las cortinas puestas. En fin, tal vez sea arriesgado, pero ya que he llegado hasta aquí...)

E hizo un gran salto al pequeño balcón que tenía la habitación sin dudarlo. Claro, hizo un poco de ruido, pero al menos aterrizó sin golpearse con nada.
Se tranquilizó y vio la puerta con las cortinas que no le dejaban ver lo que había al otro lado. Intentó, nuevamente, oler lo que había al otro lado para sacar unas conclusiones más acertadas.

- (¿Será posible que existan los lobos de ceniza?)

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*Kei abrió los ojos de golpe, siempre tuvo el sueño ligero desde aquella noche, hace ya muchos años, en la que todo su clan fue exterminado. Miró detenidamente en cada rincón de la enorme habitación, sin moverse siquiera un centímetro de su posición actual, y se percató de unos pasos que provenían del otro lado de la pared. No parecían para nada pasos de un humano, se oían mas bien como pezuñas, o garras quizá, ese "clack clack" que característico de algo duro haciendo contacto contra la cerámica del balcón*

*Se reincorporó, y se acercó sigilosamente al ventanal del balcón, casi al instante pudo olfatear al otro lado un ligero aroma a césped y tierra mojada, le recordaban sus tiempos viviendo en el bosque viejo. Al acercar su hocico al cristal, oyó al otro lado un olfateo, rápidamente saltó hacia atrás y gruñó de manera amenazante*

-Quién anda ahí? Nunca te enseñaron que no debías molestar a un animal mientras éste duerme?

*Kei creyó que la persona del otro lado interpretaría lo de "animal" como una metáfora de su gran tamaño, no pretendía dejar en evidencia que, de hecho, el sí lo era*

*Saltó hacia la ventana con las patas por delante, el vidrio se rompió y Kei cruzó hacia el otro lado, tal fue su sorpresa cuando se encontró con un lobo, de similares características a las suyas, solo que más pequeño, y portaba una extraña espada a un lado del lomo, esto le extrañó mucho a Kei*

-Qué haces espiándome, si te puedo llamar... hermano? Y por qué intentas blandir una espada en tu forma natural, como los humanos?

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*después de separarse del "grupo" artis de dispuso a buscar un taberna o bar donde pasa el día, después de caminar durante un rato y ver varias posadas y hoteles se encontró con un bar cualquiera,realmente a ella no de importaba mucho el ambiente del lugar así que entro y estuvo bebiendo hasta altas hora de la noche cuando tuvo que irse por ocasionar una pelea, pensó en busca otro bar pero decidió buscar un lugar para dormir*

*mientas caminaba a mitad de la noche buscando una de las posadas que había visto antes a lo lejos vio lo que parecía un lobo saltando de un tejado, parecía que bebió mas de la cuenta así que decidió ir a la primera posada que encontró*

*la posada a la que llego no era ni muy vieja,ni muy grande ni barata,aun así no tenia tiempo para estar buscando un mejor lugar así que decidió gasta sus últimos RPs y descansar unas horas hasta el día siguiente*

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[Para ricardo y SirV]


[Detalles de la misión de ricardo y SirV actualizados desde el punto en que los he dejado:]



[Para todos:

Pasemos al día siguiente. Pasad la noche y reuniros de nuevo en el cuartel de Telshev (si queréis, claro, xD). Entonces volveré a masterizar]

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[Vale, ahora que he preguntado a Izu una cosilla puedo seguir antes de cambiar de día. Será un momentín.]

*Hati se encontraba delante de un ser que no era un lobo de ceniza, sino de un huargo que apestaba a tabaco.
Vaya, le había pillado fisgoneando. No le pareció nada importante. En el fondo se hubiera decepcionado si el que estaba en la habitación no se hubiera dado cuenta de su presencia.

Tras recibir y analizar la oración "Qué haces espiándome, si te puedo llamar... hermano? Y por qué intentas blandir una espada en tu forma natural, como los humanos?" se dio cuenta de que el huargo estaba bastante perdido, cuando irónicamente él era un animal salvaje y peligroso en un dormitorio de lujo.*

- (... Un momento)

*Hati podía comunicarse con todo ser, pues tenía el poder de la telepatía. Sin embargo, recordó cómo el animal movía la boca como lo hacen los humanos al comunicarse.*

- (¿Era lenguaje humano?)

*De pronto nuevas dudas le vinieron a la cabeza:*

- (¿Cómo ha llegado hasta aquí, si cuando he venido la puerta del balcón no estaba rota? ¿Entonces era un cliente oficial? Nada, bobadas.)

*El otro animal se le quedaba expectante mientras el lobo pensaba, sin decir nada.*

- (¿Será posible que...? Uhm... claro, todo encaja.)

*Se dio media vuelta Y apoyó las patas delanteras en la barandilla de madera.*

- Oiga, no ponga en peligro esos bonitos genes que tiene.

*Dio un gran salto y desapareció en la oscuridad de la noche*

[Por si te has perdido, ten en cuenta que mi lobo es muy probablemente más anciano que tu personaje]

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*Kei quedó totalmente confundido, creyó que su visitante inesperado era de su raza, un ser condenado (o no) hace bastantes años quizá, a compartir el alma con la naturaleza, y su instinto animal, a cambio de la inmortalidad y el poder característico de un licántropo, y tenía muchas preguntas sin respuesta*

-(Le oí hablar, pero en mi cabeza, como es eso posible? a mi me tomó años poder pronunciar las palabras humanas en mi forma animal, como era posible que él pudiese comunicarse sin siquiera abrir un poco el hocico?)

-En fin, ya está amaneciendo, mejor me dirijo de vuelta al cuartel, a ver si alguno de los mercenarios que vi antes vuelve por ahí y le saco algo de información.

*Eran cerca de las 7 de la madrugada, Kei volvió a su forma humana, se vistió y luego de fumar en el balcón se encaminó de vuelta al cuartel*

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*El amanecer llegó y Nevelkann seguía despierto. Se había acostumbrado a no dormir de vez en cuando, sin embargo, no podía evitar amanecer con una pinta horrible. Como si importase, en realidad. Tomó sus cosas, salió de la habitación, y observó que el posadero no estaba, así que dejó la llave sobre el mesón. Salió de la posada, y observó un tumulto de gente, que al parecer, esperaban a la milicia o policía. Había dos cadáveres totalmente cubiertos de sangre en el piso.*

-(Se lo tenían merecido. Que en paz descansen.)

*Buscó una fuente donde pudiese lavarse la cara, y tras darse una buena refrescada, se encaminó hacia el cuartel. Entró en el edificio.*

*Azrael se levantó... no demasiado temprano. Se estiró a gusto y abrió la ventana de su habitación. Se quedó mirando la actividad matutina de la población que se veía en la calle durante unos minutos. Tras una ducha rápida y una sesión de filosofía sobre el sentido del universo bajo el fluir del agua, se sentó al pie de la cama y empezó a ponerse todo su equipo.*

- ~Well, I met an old man dying on a train. No more destination, no more pain...~

*Una vez hubo terminado de prepararse, se miró al espejo. Definitivamente, no le gustaba llevar aquella túnica roñosa que había robado hacía ya algún tiempo, así que la tiró por la ventana. le daba igual que la gente le mirase raro por la calle con toda esa tecnología desconocida a la vista. Y si alguien le decía algo, se lo cargaba, y punto. Sin embargo, no se puso al casco, que dejó colgando del cinturón. Salió de la posada y poco tiempo después llegó al cuartel.*



[Ahora mi pj tiene la misma pinta que en la ficha, con el casco quitado.]

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