Fue algo difícil ayudar a Arturo a subir a la parte superior del ascensor, pues ni Amor, Chips ni Gafas tenían demasiada fuerza, y él no contaba con el brazo izquierdo. Pero una vez se encontraba fuera, la cosa fue fácil, pues un solo brazo le llegaba para subir a cada niño, y luego entre los tres para subir a Amor. Era bastante claustrofóbico estar en el hueco del ascensor, un tubo oscuro de metal, lleno de cables, grasa y polvo. El aire era más escaso, y el ambiente era frio, por lo que querían irse de allí lo antes posible. Como predijo Mat, había una pequeña escalera de mano en un lateral, medio oxidada y de poca confianza. Calcularon cuantos metros serian hasta llegar a la puerta de salida, que por culpa de la falta de luz apenas podía distinguirse de la pared. La primera en subir era Amor, aunque no le gusto nada al llevar falda, la cual intento por todo los medios convertir en un improvisado pantalón con pinzas del pelo, mientras sus mejillas estaban rojas. Después de ella Chips y gafas, y por ultimo Arturo, pues no querían que en caso de que cayese llevarlos a ellos por delante. Para los tres primeros subir las escaleras inclinadas no era demasiado complicado, solo un poco para os pequeños al estar los barrotes bastantes separados, pero para Arturo estaba siendo complicado. Debía pegar su cuerpo lo más posible a la escalinata, y rápidamente subir su mano en busca de un barrote, antes de que su cuerpo cayese, y a la vez, contestar a las continuas preguntas de Amor de como iba. Cuando consiguieron llegar a la puerta, él estaba sudando y jadeando, y rezaba por que la puerta se abriese y saliese de allí. Amor, colocado alado de la fría plancha de metal, empezó a buscar algún tipo de interruptor de emergencia para que las compuertas se abriesen, pero nada. Arturo sugirió abrirlas haciendo palanca con su espada, la cual tuvo que coger Gafas de su espalda y pasársela a Chips, y por ultimo Amor, que la metió entre la pequeñísima abertura que había entre las puertas, empezando a hacer fuerza. Pero no consiguió nada, pues las puertas estaban bien cerradas, y además de que la espada pesaba lo suyo, Amor no tenia la fuerza suficiente. Pensaron en volver a bajo e idear otro plan, pero Arturo se veía incapaz de bajar con un solo brazo, aunque podría apartarse difícilmente a un lado y dejar que ellos pasasen. Entonces, como el milagro que cae del cielo, la puerta empezó a abrirse, iluminándolos a ellos y a los cientos de cables que bajaban. Amor cerró los ojos ante aquel golpe de luz repentino, y sintió como alguien le sujetaba la muñeca para tirar de ella. En un principio soltó un pequeño grito, pensando que el enemigo la había atrapado, pero cuando se fijo, el chico sombre le hacia el gesto de silencio con la mano. Sauce ayudo a los dos niños a salir, los cuales estaban cansados del pequeño ajetreo que estaban teniendo, e hizo falta que Sauce y Sôkar ayudasen para sacar a Arturo, cuyo brazo derecho estaba rojo e hinchado por haber estado sobre forzado todo aquel tiempo.

- Tenemos que salir de aquí, casi no queda tiempo- dijo Mat mientras miraba a todos. Al final del pasillo se veía los cuerpos de cuatro soldados derribados. Ahora ya no se andarían con cuidados, si había que luchar, lucharían.

- ¿Pero que pasará con Kaji y Zap?- pregunto Amor preocupada, mientras Chips ponía cara triste al oír el nombre de su hermano que había quedado atrás. Pero en ese momento la oscuridad los envolvió. Las luces se apagaron completamente, sin dejar ver nada. Amor sujeto a los pequeños, por miedo a un ataque sorpresa. Arturo sacaba su espada, aunque apenas la podía mantener por que aun le dolía el brazo, y Sauce preparaba unas bolas de humo para salir por patas en cualquier momento. Mat quedo quieto un rato, esperando que pasaría. Y por otro lado Sôkar, se mantuvo en una pose relajada y segura, ya que se encontraba en su elemento.

- No os preocupéis, no siento ninguna presencia- dijo seguro, mientras se giraba a mirarlos. Esperaron un poco hasta que la luz volvió al minuto, como si no hubiese pasado nada. Entonces, escucharon un ruido mecánico, y en solo diez segundos el ascensor vacío llegaba a la planta donde ellos estaban, haciendo sonar una campanilla burlona.

- No sé que ha pasado… pero prefiero no saberlo…-dijo Sauce mirando el cilindro metálico con las puertas abiertas que parecía que los invitaba a entrar.

- Me parece que han reiniciado el sistema eléctrico central, pero no estoy muy seguro- dijo Mat en su papel de inteligente del grupo. Miro a Sôkar- Vámonos ya, esperaremos al resto fuera- dijo antes de ser engullido por la sombra negra.

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La velocidad se mezclaba con la oscuridad que la rodeaba, sin contemplar las minúsculas bolas de luz que pasaban rápidamente por sus lados. El leve ruido del motor resonaba por las paredes de piedra fría, haciendo que estas temblasen. El pequeño faro que iluminaba el camino no servía de mucho, ya que si se encontraba con una piedra demasiado grande, no podría esquivarla y chocaría con ella, saliendo volando y seguramente no volvería a levantarse. Pero la sangre de sus venas, que cada vez iba más rápido, le pedía pisar más el acelerador, aunque ya estaba yendo a máxima velocidad. Su traje la protegía de las frías ráfagas de viento que dejaba atrás, y podía sentir el calor del motor entre sus piernas. Su cabeza pensaba en mil cosas a la vez, poniendo su vida en peligro de forma irresponsable. Miro la mini pantalla colocada en el vehículo, sin distraerse demasiado, la cual le indicaba los túneles que debía tomar. Únicamente pisaba los frenos cuando había que tomar curvas cerradas, las cuales a la velocidad que iba se estrellaría solo de intentarlo. Rezaba por que el camino indicado en la pantalla estuviese bien, pues el mapa era bastante viejo y podría haber pasado de todo para que ya no fuese valido. Un desprendimiento que cerrara el camino, el gobierno que ahora utilizaba algún túnel como ruta de comercio, o una simple mala coordenada podía mandar todo a la mierda. Lluvia se inclino más sobre el quad en el que iba, como si quisiese añadirle más velocidad, mientras sentía como le vehículo daba pequeños saltos cada vez que se encontraba con un obstáculo. La peli azul calculo que ya llevaría unos veinte minutos de viaje, no le faltaría mucho por llegar a Leona. Aun no estaba segura del todo del que el resto se encontrase allí, pero no había otra opción que comprobarlo, además, aquella oscuridad le recordaba a Sôkar, lo que la tranquilizaba. Cuando calculo que apenas le quedaban 5 minutos, contra su voluntad, disminuyo la velocidad para que el motor no alertase a indeseados. Por fin paro, en medio de un oscuro túnel donde podría dejar perfectamente allí su vehículo. Bajo y lo tapo con capa larga que llevaba, la cual no había parado de ondearse al viento durante su viaje, con la intención de camuflarlo levemente. Y vestida con su uniforme, un mono corto y marcado, bien armada y con munición, y su paraguas a la espalda, se dirigió hacia las instalaciones, sin saber que alguien más la había acompañado.

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La sombra fue deslizándose lentamente por los pasillos, mientras los guardias corrían de un lado a otro alarmados sin prestarle atención. No fue complicado salir de las instalaciones, y llegar a la cueva de donde habían salido. Sôkar echo a todos de su portal de oscuridad, ya algo cansado, y miro la base desde lo alto del saliente. Ahora había muchos más guardias fuera, y tres camiones cargados con más soldados que acababan de llegar. La base estaría en breves completamente controlada, y sin duda seria complicado salir de allí. Sôkar miro al su grupo durante un momento, debatiendo si irse ya con ellos para el refugio o quedarse o esperar al resto. Amor revisaba de nuevo la herida del brazo de Arturo, mientras Sauce la miraba algo pálido. Mat intentaba una y otra vez comunicarse con su hermana, pero la línea seguía sin funcionar, y el pequeño de pelo rojo, que sin duda era el hermano de Kaji, intentaba animar al otro que parecía algo asustado de más. Por el momento, la mayor preocupación era Arturo, pero Amor afirmo que aunque la medicina que tenia en la enfermería no le iría mal, aun podía aguantar con los primeros auxilios un par de horas. Sôkar movió al grupo a una caverna algo más oculta, por si los soldados tenían detectores de calor, y allí esperarían al resto. Ya les quedaban pocas balas, no debían malgastarlas, quien sabe si se encontrarían con algún obstáculo de camino. El chico sombra miro su reloj que ya casi marcaba la una, y le parecía imposible como hace poco más de dos horas habían estado en el refugio. Y en ese momento que tenía libre, empezó a pensar en que diría Dino y Lluvia, cuando a la mañana siguen se encontrasen con los dos pequeños. Empezó a pensar algunas excusas, como por ejemplo que si Rubeola salía de allí podría decir que fue ella quien los rescatara cuando se fugo, y ellos mantendrían la cuartada de no haber salido del refugio. No tuvo demasiado tiempo para pensar, pues en poco noto un pequeño sudor frio en su espalda y un mal presagio. Se puso rígido notando como un par de presencias hacían su aparición en la cueva, sin hacer nada de ruido y sin que Sôkar pudiese notar su presencia. Las dos figuras pillaron desprevenidos a todos, y las balas que volaron no fue más que un aviso burlón de su presencia. Nada más oír los gatillos, cada uno se oculto como pudo. Arturo sujeto a Amor por el hombro para acercarla a él y creaba un escudo de oro delante suya con las pocas fuerzas que le quedaban. Sauce, que había decidido alejarse un poco del lugar de la sangre, pudo ocultarse detrás de una roca, al igual que hizo Mat en otra. Y Sôkar, consiguió proteger a Chip y Gafas con su cuerpo y creando agujeros negros que se tragaban las balas, más no consiguió que todas fuesen absorbidas. Una impactó en su espalda, en la zona de la cintura, pero aun así mantuvo su posición protegiendo a los pequeños. Maldijo por lo bajo, mientras un fino hilo de sangre se deslizaba por la comisura de sus labios, asustando a los pequeños. Las balas cesaron, y una risa burlona resonó en toda la caverna.

- Pero mira cuantos ratones hemos cazado- dijo la voz de un chico vestido completamente de rojo. Sôkar se giro para confirmar lo que ya temía, y como dos miembros de F-13 estaban allí, bien armados y preparados para cualquier batalla. Uno fuerte y otro bajo era la combinación que hacían. Sôkar puedo reconocerlos como los más débiles del grupo, pero aun así seria difícil ir contra ellos, pues tanto él como Arturo estaba ahora heridos. Los pequeños no peleaban, Mat tampoco (por lo menos que se supiera) y Amor lo intentaba. El único que quedaba perfecto era Sauce, y él no era peleas, y menos trifulcas sin piedad como eran aquellas. Sôkar volvió a maldecirse por su mala suerte. El chico musculoso se quito el casco, dejando ver un rostro de facciones marcadas- ¿Dónde esta Lluvia?¿Acaso no la habéis traído a jugar?- pronuncio burlón. Aquel chico sabía también como Sôkar que ella era la única que los mantenía a raya. El chico sombra también lo hacia, pero cuando no estaba herido y contaba que su compañera le protegía las espaldas. Él se levando, haciendo que la sangre que brotaba de su herida se acentuase más, manchando el suelo de gotas irregulares.

- Quieto ahí Sôkar-dijo el más bajito mientras lo apuntaba con un arma- ya nos las has jugado otras veces, así que la mano donde pueda verlas- dijo seguro y riendo. Miro a su compañero- Magmuto, ¿Qué hacemos con ellos? ¿Los arrestamos ya o nos divertimos un poco?- decía el enano burlón.

- La duda ofende Bombeta- pronuncio Magmuto, y rápidamente fue a darle un puñetazo al que tenia más cerca, que era Sôkar. El chico sombra no se apartó, más que nada por que detrás tenia a los pequeños, y si se movía el ataque caería sobre ellos. Tras el impacto, el chico cayó lateralmente al suelo a varios metros de distancia, dejando una marca roja de sangre por el suelo. Amor grito su nombre, aun protegida por el pesado escudo de Arturo, que él apenas conseguía aguantar él con su brazo “sano”- Que ganas le tenia- dijo el chico moviendo su mano. Sôkar quedo un rato tendido en el suelo, sintiendo el dolor de su herida y del duro puñetazo que impacto en su mandíbula, dejándole una marca roja. Sin duda tenia una enorme fuerza. Magmuto miro a la joven Amor, y comprobó el rostro del resto de los presentes- Habéis traído más amigos, eso me gusta…-dijo crujiendo sus puños. Se lanzo donde Amor y Arturo esperaban indefensos. El chico no pudo mantener el pesado escudo que cayo al suelo haciendo una pequeña grieta. Arturo intento coger su espada y mantenerla en alto para defenderse, pero de poco valía, y Amor sentía los ojos llenarse de lagrimas por aquella amenaza. Pero de nuevo, algo se interpuso entre ellos, y la oscura sombra de Sôkar les oculto.

- Tu pelea es conmigo, no con ellos- dijo el chico, que había conseguido parar el puño de Magmuto con una sola mano temblorosa. Estaba herido y ya algo débil, pero no dejaría que hiriesen a nadie de su grupo. Magmuto se sonrió pensando que aquello seria divertido. La pelea comenzó entre aquellos dos oponente, la oscuridad y la lava. Aunque Magmuto en ningún momento uso sus poderes, Sôkar sabía muy bien de ellos, de anteriores peleas. Sôkar era superior a él, tanto en poder como en velocidad, pero por culpa de las heridas, cada cierto tiempo Magmuto acertaba en sus ataques y golpeaba a Sôkar con unos puños cada vez más ardiente. Mientras tanto, el otro F-13 miraba, pero se acabó por aburrir y decidió divertirse por su lado. En lo que dura un pestañeo, el grito de Sauce inundo la cueva, y el joven cayó al suelo tras haber recibido una patada por la espalda sin previo aviso.

- Venga, a ver que gente hay en 5 elementos- dijo el chico llamado Bombeta, sonriendo y mirando a Sauce. Sôkar volvió a maldecir, pues apenas podía mantener a raya a Magmuto como para hacerlo también como Bombeta. En ese momento Sauce debía luchar solo. El chico de planta, en un principio, se dedico exclusivamente a gritar y esquivar malamente golpes, pero cuando descubrió que este sistema era poco efectivo empezó a defenderse. Tardaba mucho en crear plantas y enredaderas, pero cuando lo conseguía se aseguraba una defensa durante un buen par de segundos. Arturo, al lado de Amor, empezó a levantarse, queriendo unirse a la batalla. La joven le pidió que no, que no estaba en condiciones, pero él había tomado una decisión. La peli rosa, sin poder hacer nada, empezó a caminar con cuidado donde se encontraba Mat oculto, mientras le hacia un gesto a los pequeños para que también fuesen, oculta tras el caos de las dos peleas. Arturo se unió a la pelea de Sauce contra Bombeta, lo que al pequeño le saco una sonrisa- ¿Dos contra 1 uno? Me parece un poco injusto para vosotros jeje -dijo volviendo a la pelea.

Las cosas se estaban poniendo muy feas, pues los tres chicos empezaban a cansarse y sus heridas les pasaban factura. Por otro lado, los F-13 cada vez parecían más animados por la pelea y con más ansias de victoria. Si se proclamaban ellos ganadores, sin duda seria un merito digno de reconocer. Atrapar a Sôkar, cuatro miembros de 5 elementos y dos niños, aunque estos no fuesen muy importantes, seguro que eran premiados y podrían restregar su éxito por la cara de Melón, quien en numerosas ocasiones se burlara de ellos por su fuerza y por lo supuestamente poco útiles que eran. Sôkar, Arturo y Sauce sabían que no aguantarían mucho, y no solo eso, si no que en cualquier momento podían llegar refuerzos y eso si que ya seria el fin. En un puñetazo, Sauce cayó de nuevo al suelo, aguantando a pura penas el dolor, pero vio como alguien empezaba a hacerle gestos que pudo interpretar, y de sus manos empezaron a salir enredaderas que se fueron extendiendo poco a poco por el suelo. Arturo, mantenía a Bombeta levemente a raya, pero su brazo ya casi no podía sostener su espada que no paraba de temblar, pero también vio los gesto que le hacían ahora a él, y con las últimas fuerzas que le quedaban, consiguió darle un golpe con la espada en el lateral del casco, el cual empezó a resquebrajarse. Bombeta empezó a insultarse como si de un niño pequeño se tratase mientras se sacaba el casco destrozado por la parte donde llevaba los cables que no paraban de echar chispas. Y por ultimo, Sôkar, quien había recibido numerosas heridas de guerra, pudo ver los actos de sus compañeros, y como Mat le hacia otro gesto a él desde la distancia y en silencio, y concentrándose Sôkar hizo que la oscuridad más absoluta envolviese la caverna, mientras que F-13 sentía como algo extraño sujetaba sus pies y piernas, impidiendo que se moviesen. Y unos brillos plateados y silenciosos interrumpieron la oscuridad, dando por finalizada la pelea.

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Rubeola quedo sorprendida por la actitud de Zap, pues pensaba que aquel chico, además de tener ciertos problemas, no sabia pelear. Pero sin embargo fue él mayormente quien derroto a los pocos guardias que se encontraron, tanto antes como después de hacer sobrecargarse los generadores. Rubeola, a través del intercomunicador de Zap, consiguió ponerse en contacto con Kaji, aunque parecía algo nervioso. Él le aseguro que podría salir solo, y que lo dejasen atrás, a lo que ella no pudo negarse. El ascensor más cercano apenas estaba vigilado, ya que hasta el momento habían estado bloqueados sin opción de fuga por ahí. Rube, con una simple bola de humo, consiguió dormir a todos los guardias en segundos, dejando el camino libre. En cierto modo no quería herir a nadie allí, pues muchos habían sido compañeros, algo fríos y distantes, pero compañeros. Por suerte la mayor parte de la gente con la que había tratado eran científicos que estarían retenidos en los laboratorios o en sus habitaciones. Subieron en el ascensor sin problemas, menos por que Zap se echo un pedo y le echo la culpa a ella. Rube prefirió callar mientras tragaba saliva y se preguntaba como a aquel ser le dejaban hacer misiones, luego Zap se puso a tatarear una canción y no molesto más. En la parte superior, tampoco había demasiados guardias, pero aquello no duro mucho. Antes de conseguir salir del edificio, Rube escucho el sonido de muchos pasos se dirigían en su dirección a gran velocidad. Se ocultaron en una habitación y esperaron a que el grupo aquel pasase. Había más soldados que los de costumbre, lo que hizo que ella pensase en que los refuerzos de Leona ya habían llegado.

Ahora, tanto las afueras de las instalaciones como el interior estarían muy vigilados, por lo que había que tener mucho más cuidado. Pero para su suerte, la habitación en la que se encontraban tenia una ventana que daba a un pequeño hueco que había entre dos edificios. Ayudándose de la oscuridad, salieron de las instalaciones, y aprovecharon el agujero que había en la verja hecho por Arturo anteriormente. Desde ese momento pensaron que sus problemas habían acabado.

Ya protegidos por la seguridad de las cuevas, solo debían moverse por la oscuridad y volver a encontrarse con el otro grupo. Rube intento volver a comunicarse con el micro de Zap, pero en ese instante, el joven estornudo, y el chip que llevaba al cuello hizo una mini explosión, dejando salir uno pequeño hilo de humo. No quedaba otro remedio que buscarlos a la antigua usanza. Puede que tardasen cinco minutos, no más, en empezar a oír gritos y golpes. Empezaron a dirigirse en aquella dirección, pero el ruido había cesado, pero aun así los encontraron. La estampa con laque se encontró la sorprendió, pues ni en sus mejores sueños había imaginado que un grupo como aquel y en aquellas condiciones había podido vencer a dos F-13. El suelo de la caverna en la que se encontraban, había sido cubierto por un enmarañado de enredaderas, fuertes y verdes, que habían atrapado a los dos enemigos impidiendo que se moviesen. En el suelo también se encontraban numerosas agujas plateadas clavadas, al igual que los cuerpos vestidos de rojo. Rubeola comprendió que su hermano pequeño había conseguido inmovilizarlos con algún tipo de droga inyectada en aquellas agujas. Amor atendía a los heridos, que no eran pocos, pero sin ser altamente grabes.

- Parece que habéis tenido una buena pelea…-dijo entrando en el lugar seguida por Zap, mientras todos la miraron con cara de asombro, pensando en un principio que se trataba de un enemigo. Cuando la reconocieron sus expresiones cambiaron a unas más relajadas, pues si en aquel momento otro enemigo de aquel nivel aparecía no habría esperanzas. Rube comprobó por encima la situación. La herida de Arturo había ido a peor y empezaba a sangrar con fuerza. Sôkar no estaba mejor. Se quito la camiseta para dejar que Rube lo examinase, mientras Matarratas ataba a los dos F-13, nunca se sabia si más tarde los atacarían. Rube comprobó como las heridas de la sombra eran bastante grabes, aunque él insistiese en que estaba bien. La bala se había introducido en su espalda, y no mostraba inicio de haber salido por ningún lado. La sangre brotaba pero sin a gran fuerza, por lo que no debía estar muy profunda ni haber rodo ninguna vena principal. Rube empezó a vendar su torso con unas vendas que Amor le dejo- No debes volver a pelear, si lo haces la bala podría moverse y destrozarte algún órgano interno y haber un derrame- dijo seria. Se fijo en como los dos niños pequeños la miraban desde lo lejos en silencio, y ella les sonrió. Sauce solo había recibido heridas superficiales, aunque el dolor le podía y no pasaba de quejarse y decir que tenia algo roto. Ya estaban casi todos, ahora solo quedaba esperar por Kaji, aunque cada segundo que pasaban allí era más peligroso que el anterior. Más enemigos podrían atacar sin previo aviso, y ellos no estaban preparados para defenderse. La única que podría hacer frente era Rubeola, y no parecía muy bien armada en aquel momento. Ella se levanto, ayudando a Sôkar a hacer lo mismo, preocupada ya que seria él el encargado de llevarlos de vuelta al refugio. Él aseguraba poder hacerlo, pero en cambio la chica de pelo violeta no estaba segura, y miro a su hermano- ¿ Y ahora que vais a hacer?- pregunto arqueando una ceja. Mat iba a contestar pero fue interrumpido antes.

- Vosotros iros a casa- dijo una voz seria y amenazante que venia desde las sombras. La imagen de una Lluvia, la más seria y enfadada que ellos nunca habían visto hizo su aparición, sorprendiendo a absolutamente todos los que allí se encontraban, mientras un sudor frio bajaba por sus espaldas.

La imagen de Lluvia, amenazadora y poderosa, hizo su aparición en la cueva, convocando un silencio estremecedor. Vestida con su traje de misiones, aquel mono corte y apretado azul oscuro con la cremallera por delante dejando ver un escote que no era intencionado, una botas altas negras y el paraguas a cuestas. Su pelo malamente recogido en una coleta baja, peor de la que solía hacer ella, que dejaba que varios mechones escapasen y siguiesen sus propios movimientos. Las manos, tapadas por los guantes negros altos, estaban muy cerca de las armas que llevaba colgadas del cinturón, y parecía querer dispararles en cualquier momento. Su rostro era duro, y no mostraba ni un solo indicio de compasión por la situación en la que se encontraban. Matarratas, no podía entender como había conseguido librarse del suero que le había inyectado. Era el mismo que llevaba en las agujas, uno lo suficientemente potente para hacerte dormir durante horas, era imposible que ya hubiese pasado su efecto. Los asistentes sintieron un sudor frío por la mirada azulada de la chica, incluso Sôkar parecía algo asustado por la posible reaccione de la joven. Se acercó lentamente pero sin dudar, pisando y destrozando las pequeñas piedras que se encontraban en su camino. Sôkar fue el primero en hablar.

- Lluvia… ¿Qué haces aquí?- pregunto no muy seguro, pues aunque su relación con la joven era más que buena, en una situación así nunca se sabia como reaccionaria ella. Lluvia lo miro, seria y enfadada, restregándole de cierto modo que la había fallado, que aquello no se lo esperaba de él. Ni se inmuto al ver la sangre que salpicaba el suelo detrás de Sôkar, fruto de la herida de bala que había recibido.

- Eso tendría que decirlo yo…-dijo sin intentar ocultar su tono de enfado, sin duda al volver a la base tendrían una bonita y larga bronca de su parte, sin hablar del castigo que les acompañaría por un largo tiempo. Lluvia miro a Rubeola, sin cambiar de expresión, aunque Rube parecía la menos preocupada de todos. Luego miro al pequeño niño pelirrojo, sabiendo perfectamente que aquel seria el hermano de Kaji, y Chips noto un terrible miedo por aquellos ojos azules que se clavaron en él como dos cuchillos bien afilados. Pero no fue más que un segundo, aunque suficiente. Lluvia miro a todos de nuevo- Volveréis ya mismo a la base, Dino os espera allí-pronuncio pasando de ellos y encaminándose hacia otra salida. Ni siquiera menciono o hizo caso a los dos cuerpos tendidos de los F-13, aunque estuviese levemente sorprendida de que les ganasen. Por otro lado, sabia que aquellos dos eran los más débiles, los que menos guerra daban, aunque los más fanfarrones también.

- ¿Y tu que vas hacer?- pregunto Rube, pero con una voz segura, demostrando que no temía a Lluvia. En cierto modo, en la organización de 5 elementos, ambas estaban más o menos en la misma posición de poder, aunque a Rube nunca se la clasificara exactamente en una clase. Ella había sido una topo, pero con cierto poder de liderazgo y decisión. Lluvia siguió adelante sin darles atención.

- Que yo sepa el cabezón no esta aquí… así que iré yo misma a buscarlo- contesto alejándose cada vez más. En ese momento, todos se apiadaron de Kaji, y del momento en el que Lluvia se lo encontrase a solas. Si sobrevivía seria tratado como un héroe de guerra.

Sôkar empezaba a sentirse peor, y los tratos de Amor no servirían de mucho contra el dolor, y era él el encargado de llevarlos de vuelta. Lluvia tendría su propia forma de volver. Ella desapareció entre la oscuridad, introduciéndose en las galerías hacia donde se encontraba la base, en busca de un idiota pelirrojo. Sôkar hizo un gesto de que todos se acercasen, que los envolvería ya a todos para irse, pues lo último que debían hacer ahora era volver a desobedecer a Lluvia.

- Ir yendo vosotros, yo iré más tarde- dijo Rubeola apartándose un poco.

- ¿A dónde piensas ir?- le pregunto Mat algo cabreado. No habían pasado todo aquello para que ahora ella se fuese por ahí y la volviesen a pillar.

- Necesito recuperar unas cosas en mi piso- dijo ella alejándose por otra dirección- Puedo colarme en Leona, seguro que mi identificación todavía funciona. Volveré, os lo aseguro-dijo finalmente con una sonrisa y guiñando un ojo. Aunque Mat solo resoplo, en el fondo deseaba que volviese sana y salva.

Sôkar se sentía débil, por lo que pidió ir a una cueva más oscura para conseguir hacer mejor la transportación. Empezaron caminar hacia unos de los túneles más oscuros, dejando a los inconscientes de F-13 atrás, no les daría guerra durante un buen rato. Pero mientras caminaban escucharon un ruido que venia de una galería contigua. Por un momento pensaron en lo peor, hasta que vieron como dos idiotas aparecían de entre las sombras.

- ¡¿Nizo?¡ ¡¿Tarántula!? ¿Que hacéis vosotros aquí?- Pregunto Mat serio a la vez que sorprendido. Sin duda ver a aquellos dos allí era de las cosas que menos se esperaba ver. Deberían estar en la base rascándose la barriga mientras ideaban nuevos planes para molestar a la gente y hacer gamberradas.

- Venimos como refuerzos especiales- dijo Nizo todo orgulloso mientras se golpeaba levemente el pecho con el puño. Llevaban ropa simple, una sudadera y pantalones de chándal, lo que llamo la atención a Sôkar, pero no dijo anda- Hemos venido con Lluvia para patear un par de culos, así que nosotros nos vamos- dijo mientras se iba por donde el grupo había venido.

- ¡Esperad! ¿Seguro que os envía Dino?- volvió a preguntar Mat sin fiarse un pelo, y hacia bien. De aquellos dos no habida que fiarse, pues por tener 10 minutos de entretenimiento podían hacer locuras.

- Que si que si, nos ha enviado para proteger las espaldas de Lluvia, así que nos vamos o la vamos a perder- contesto Tarántula rápidamente mientras aceleraban su paso para perderse de la vista del grupo y no tener nada mas que ver con aquel interrogatorio. En cierto modo, si habían llegado allí junto Lluvia, pero ella no lo sabia. Nizo y Tarántula se perdieron en la oscuridad de los túneles, deseosos de una batalla que nunca hubiesen vivido.

El grupo de Sôkar no les hizo más caso. Si Lluvia los habida traído ella sabría por qué. Sôkar, con sus últimos esfuerzos, envolvió a todos en una oscuridad que tardaría un buen raro en llegar de regreso al refugio, donde estarían por fin a salvo.

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Kaji subió jadeante por el conducto de ventilación, mientras una oscuridad casi absoluta lo envolvía. Únicamente se filtraba algo de claridad por las pequeñas rejillas de ventilación, aunque no hacían mucho. El aire allí era frio y pesado, un lugar donde no te gustaría estar más de cinco minutos. Kaji fue ascendiendo poco a poco, buscando con sus manos el siguiente escaño, pues apenas veía. Pudo escuchar como las alarmas volvían a sonar, pero muy bajas, como si estuvieran muy lejos. Sentía el sudor y el cansancio que empezaba a hacerle mella, y deseaba que acabase ya con todo aquello y que su hermano estuviese bien. Pero a la vez, su mente le recordaba cada poco lo que había sucedido hace escasos minutos. Aun podía sentir un leve calor en los labios, y cuando recordaba aquello, una extraña sensación le recorría la espalda haciendo que se aferrase más fuerte a los barrotes, como si tuviese miedo a caer en cualquier momento. Nunca antes le había sucedido nada así, para él el tema de las chicas nunca le había llamado la atención. Hasta el momento había sido feliz yendo a su aire, sin preocuparse del amor y los males de amores que con ello conlleva. Cuando solio pasar tardes, he incluso alguna noche, con Flama aun eran pequeños para pensar en aquellas cosas, simplemente jugaban de una manera inocente. Pero aquellos años ya pasaron. Una pequeña parte de Kaji, puede que la parte sensata o la paranoica, le decía una y otra vez que aquello podría ser una trampa, pero el recuerdo de las lágrimas de la joven le borraba aquellos pensamientos. Se intento centrar en lo que estaba haciendo, seria muy penoso resbalar y quedarse allí tirado después de todos los peligros que había pasado. Por fin vio la luz al final del angustioso túnel.

Por la rejilla dejaba pasar una luz más potente que las anteriores, que iluminaba la ultima parte del conducto. Kaji subió lo más alto que pudo, y con un par de precisos y fuertes golpes consiguió quitar la rejilla del conducto. Salió a la azotea de uno de los edificios, pudiendo respirar aire “fresco” por así llamarlo. La luz que había en lo alto de la caverna iluminaba más potente que antes, como si no quisiesen que nada escapase por las sombras. Kaji se agachado y con cuidado se acercó al borde del edificio, contemplando la situación. Muchos soldados acababan de llegar y el patio estaba casi todo vigilado. Miro la parte trasera del edificio, donde había una escalera de emergencia y justo abajo la valla metálica. Aquel seria un camino perfecto por donde escapar sin ser visto, así que solo había que darse prisa. Quiso empezar a bajarla, cuando escucho a uno de los soldados colocados en el otro lado del edificio gritar.

- ¡Dejar paso al Capitán!- pronuncio un soldado con voz firme y amenazante. Kaji, aun dudoso, no pudo evitar que su curiosidad le ganase, y fue al borde el edificio a comprobar una cosa. La sangre debió de bajarle toda a los pies, pues sintió como si rostro enfriaba y seguramente se ponía pálido cuando vio el Capitán. Kaji, medio escondido allí arriba vio como su padre, perfectamente vestido con un uniforme negro e imponente, caminaba entre una hila de soldados que se apartaban a su paso. Su rostro serio, como cuando acababa de pelear con Kaji y quería hacer notar su enfado en silencio. Era tan familiar y a la vez tan distinto. Su porte era firme, y para Kaji era extraño, ver como todos aquellos soldados lo respetaban y no dudaban en dejarlo pasar. Kaji, nervioso y tembloroso, cogió la M95 que llevaba a la espalda. Dejo que el cañón saliese levemente por fuera del edificio mientras apunta. El joven miro a través del objetivo, poniendo ver el rostro de su padre tan de cerca que la sangre le volvía a hervir de ira. Él estaba allí por su culpa, todo lo que le paso a Chips fue por su padre, y ahora lo tenia allí, a un solo gatillazo de su venganza. Apoyo bien el arma para no fallar el tiro, y siguió el camino de su padre mientras su respiración era más sonora. Entonces el momento perfecto. Ember se paro ha hablar con una mujer rubia muy bien vestida, puede que un alto cargo o algo así, pero seguro que no era soldado. La conversación parecía alargarse un poco, pero el caso es que Ember permanecía quieto. Kaji observaba la parte trasera de la cabeza de su padre, por desgracia había heredado el mismo tono de pelo. Kaji rozo levemente el gatillo, decidiéndose a apretarlo. Seria todo tan fácil, una venganza fría y sin contemplaciones, un visto y no visto, y no tendría que preocuparse de Ember nunca más. Pero entonces lo pensó un poco mejor, y su dedo se fue apartando del gatillo preparado. Suspiro pesadamente, y quito el objetivo de encima de su padre. Volvió a colocarse la arma a la espalda, y se encamino hacia las escaleras de emergencia, echándole una ultima mirada a su padre quien empezaba a caminar y se metía en uno de los edificios. Mientras bajaba pensaba en las tan odiadas razones por las que decidió no matarlo. Primera era que aquella era una forma rastrera y asquerosa, ¿Un tiro por la espalda?, aquello era lo más cobarde que existía. Lo vencería en una pelea, o puede que de otra forma, pero si llegaba a matarlo le hará saber que fue él quien lo mato. Y la segunda razón, y la más fuerte, era su madre. Kaji recordó la sonrisa de su madre, y hasta le dolía imaginar como estaría ella ahora, sin saber nada de ellos dos. Kaji no podía decir mucho que conocía a su padre, pero de lo poco que sabia era que seguramente no le contó nada a su madre, y estaría en la inopia, sin saber el paradero y estado de sus dos hijos. Y si además de estar así, de golpe pierde a su marido, aquello podría ser un golpe trágico. Karol era muy cariñosa, y necesitaba de otras personas en la que volcar ese afecto. Kaji no podía dejarla sola, pero un día tanto él como Chips volverían a casa, y su padre ya no tendría excusa para salvar su vida.

Kaji llego abajo con un pequeño salto y sin hacer ruido. Apenas había un metro de espacio entre el edificio y la valla, y no parecía haber ni una sola cámara cerca. El ruido de los soldados iba en aumento, y él quiso darse prisa. Puso la oreja cerca de la valla con cuidado, y presto atención. No parecía percibirse ningún zumbido de que estuviese electrificada en aquel momento, puede que los guardias aun no se diesen cuanta de aquello. Lanzo una bala de una recamara a la verja, y esta no hizo absolutamente nada. Kaji apoyo sus manos sobre el alambre y se concentro, en menos de un minuto los hilos de le valla estaban derretidos y formando un agujero, por lo que Kaji pudo escapar sin ser visto. Cuando por fin fue envuelto por la oscuridad de la cueva sintió un enorme alivio, como si un enorme peso se le quitase de encima. Aun no estaba en casa, pero ya podía sentir su cama calentita y los dos días seguidos que iba a dormir después de aquello. Ahora solo había que encontrar a los demás, cosa seguramente fácil. Empezó a caminar hacia el lugar donde se debían encontrar el resto, donde habían llegado por primera vez, más no encontró el lugar. Tardo casi diez minutos en confirmar que se había perdido. Era extraño, su sentido de la orientación no solía fallarle, al menos que estuviese distraído, pero ahora no tenia ni idea de por donde ir. Hacia tiempo que el murmullo de la base había quedado atrás y el silencio más negro, únicamente roto por algunas gotas de agua que caían del techo, hacia estremecer a Kaji. Comprobó el reloj, la una y cuarto, llevaba un buen rato dando vuelta sin sentido. Pero entonces lo escucho, el ruido del agua, puede que un pequeño estanque, pero podía oír como alguien chapoteaba levemente. Kaji fue hacia allí corriendo, pensando que seria alguno de los suyos, más que horrible sensación y que estúpido fue cuando vio la silueta roja de un hombre acachado delante de una charca en el suelo, como si se limpiara las manos.

- Si hay más moscas…- dijo el chico sin ni siquiera girarse. Había detectado la presencia de Kaji desde hacia rato, pero prefirió que fuese él quien se acercase. Ahora no había forma de esconderse, y quien sabe de escapar. La cueva no era muy grande, pero si muy alta e iluminada con cientos de hongos verdes. En las paredes superiores había cientos de huecos negros que debían llevar a otras galerías. Kaji se fijo más en el chico que tenia frente él. Estaba seguro que era uno de los compañeros de Flama por su voz, además de que tenía el mismo traje y el casco donde ponía F-13. El chico se levando, moviendo sus manos con golpes secos para que el agua cayese- Parece que hoy queréis guerra…- pronuncio quitándose el casco. Era rubio, un rubio muy oscuro, más que el de Arturo, y lo tenia perfectamente peinado hacia un lado, sin un pelo fuera de su sitio. Traje rojo como el de Flama que marcaba su torso musculoso y una espalda ancha, con leves diferencias como que él llevaba detalles en dorado y una capa roja larga casi hasta las rodillas, pero en el cuello igualmente un collarín electrónico. El chico empezó a acercarse- Tu eres Kaji Llamaviva si no me equivoco, ¿no?- Dijo medio sonriendo. Kaji se fijo en que además de ser más alto también era más corpulento. Se puso en posición de defensa, sin saber cual seria sus movimientos. La pelea contra Flama había sido dura, pero no sabia si este chico era mejor o peor- Mi nombre es Melón, Capitán del escuadrón F-13- pronuncio sacando pecho, estando orgulloso de su estatus. “Mierda” pensó Kaji para sus adentros. Si ya le costara ganar a Flama no quería saber como seria contra aquel tipo. Kaji levanto su arma de manera amenazadora, en un vano intento de que no se acercase. Pero lo único que hizo Melón fue arquear una ceja, casi riéndose- ¿Quieres pelea? Bien… pues empecemos…- pronuncio, y en menos de un segundo ya se encontraba frente Kaji. Fue solo un parpadeo lo que tardo en recorrer los diez metros que los separaba, y cuando apareció una pequeña cantidad de llamas envolvían su cuerpo. No eran demasiado grandes pero rojas y brillantes. Melón sujeto el cañón del arma de Kaji sonriendo, y de repente gotas de metal fundido empezaron a resbalarse por la mano. Kaji no pudo hacer nada, estaba paralizado ante aquella demostración de poder, y finalmente el cañón de Kaji estaba completamente derretido y ya no serbia para nada. Melón aumento su sonrisa al ver la clara superioridad que tenia, y de un golpe aparto el arma de Kaji, que cayo al suelo. Kaji seguía sin reaccionar y su contrincante aprovecho esa ventaja. Tres golpes llegaron para dejar a Kaji casi fuera de combate, primero uno en la mandíbula, un rodillazo a tu estomago y una patada en el mismo sitio, lo que provoco que Kaji saliese casi volando contra la parte final de la cueva. Kaji noto como el aire salía de sus pulmones cuando su espalda choco contra la fría roca, y mientras caía y se retorcía, por unos segundos se le olvido como respiraba, y cuando volvió a conseguir llenar sus pulmones de un aire tan frío que cortaba, lo hacia de manera brusca y ruidosa. Estaba tirado en el suelo, sin moverse y casi sin respirar. Sintió la sangre caliente derramarse por su boca, y casi no notaba su vientre de los golpes que le propino. Sin duda, aquel chico no podía compararse con Flama, era mucho más fuerte y rápido, y no tenía ninguna piedad contra él. Kaji intento levantarse, pero noto un enorme dolor en su pecho, sin duda había roto algo- ¿Ya te rinde? Que asco me dan las moscas como tu…- pronuncio serio a la vez que burlón. Kaji noto una ira recorriéndole, no había llegado hasta allí para perder así de fácil.

Sacando fuerzas de donde no había, se levanto, temblándole las piernas y sintiendo el agrio sabor de la sangre en la boca y como se deslizaba por su mentón. Respiraba fuertemente y se podía oír por toda la cueva. Sin saber casi como, consiguió crear unas llamas que recorrieron su cuerpo, pero eran pequeñas, y no amenazaban nada. A su rival asta le pareció gracioso ese patético intento de lucha, y dejo que Kaji se acercase, únicamente para ver hasta donde podía llegar. Kaji estaba caminando en dirección su rival, intentando no tambalearse y poner la espalda dolorida lo más erguida posible, pero en cuando llego, casi con las llamas apagadas, Melón no dudo y empezó con su goleada de puñetazos. Con una asquerosa sonrisa en los labios empezó a propinarle uno tras otro puñetazos a Kaji, y esté los soportaba como podía. Se tambaleaba, se movía de un lado a otros y no se defendía, no era capaz de hacerlo, los golpes de Melón eran demasiado rápidos y precisos. Kaji noto como los golpes eran calientes, y le empezaba a quemar la piel. Finalmente, Melón lo sujeto por el pelo, casi colgándolo e impidiendo que Kaji se cayese al suelo. Su aspecto era horrible, moratones, sangre, ropa echa añicos… nunca antes había estado así. El rostro de Melón se volvió serio mirándolo fijamente.

- Acabemos con esto…- pronuncio, apunto de dar su ultimo golpe. Kaji cerro los ojos, temeroso y sin esperanzas. Se había acabado, chabón, finito. Todos sus esfuerzos a la basura, y ahora moriría a manos de un tipo como aquel, lejos de la gente que quería, pero bueno, por lo menos su hermano había podido salvarse, o eso creía. Abrió los ojos una ultima vez, para mirar a su asesino, en cierto modo no quería darle el placer de verlo asustado ante la muerte. Melón tenía los ojos rojos, como Kaji, pero muchísimo más oscuros llegando casi a negros. Kaji dio por hecho que todo había acabado. Entonces paso, el ruido de unos pasos veloces, que se acercaban desde arriba. Melón levanto la vista sorprendido por aquel ruido que se acercaba, y pudo ver, al igual que Kaji, la silueta de Lluvia descendiendo desde lo alto, con el pelo suelto al vuelo y en sus manos algo que reflejaba la luz de los hongos. Esa fue una de las imágenes que Kaji siempre se le quedara grabada en la memoria, la de Lluvia desde lo alto, como una diosa guerrera. Melón no tuvo tiempo de apartarse de Kaji, y cuando Lluvia rápidamente llego a bajo, interponiéndose entre los dos, noto como algo le cortaba la mano derecha que sujetaba a Kaji. Kaji en cambio, puso fijarse desde en su posición como una espada fina y brillante cortaba la mano de Melón por la altura de la muñeca, y esta caía ensangrentada al suelo, mientras que el grito de su rival llenaba toda la caverna y seguramente se podría oír a kilómetros de distancia. Lluvia quedo de pie allí, dándole la espalda al malherido Kaji y mirando seria a Melón, quien se había caído hacia atrás mientras gritaba y miraba el lugar donde antes su manos ahora en el suelo. Kaji se fijo como Lluvia portaba una espada fina, seguramente una Katana, plateada y con la hoja llena de detalles. Por su filo hasta la punta corría lentamente la sangre de Melón, y la peli azul hizo un movimiento seco para quitar la sangre de ella, dejando una línea de gotas en el suelo.

- Como te gusta jugar con los pequeños…-dijo ella seria mirando a Melón, quien no dejaba de decir barbaridades contra ella. Kaji permanecía en silencio detrás de Lluvia, sin molestar. Entonces ella se giro para verle, y la mirada de odio que le soltó no fue comparada con ninguna otra que hubiese visto en su vida- Contigo ya hablare- pronuncio fría, y Kaji sintió un escalofrió subiendo por su espalda. Lluvia enfundo su espada en el paraguas que llevaba a su espalda. Miro una vez más a Melón, quien ya no estaba para más combates por el momento, y se giro- Ya nos veremos otro día, por el momento nos retiramos- Pronuncio serie encaminándose hacia una de las salidas que había. Kaji intento seguirla, pero sus heridas impedían que fuese muy rápido, por lo que empezaba a quedarse a atrás pero a Lluvia no pareció importarle.

- Jajaja- se empezaron a oír la risa de Melón, quien no se había movido de su sitio- ¡Eso! ¡Vete a casa!¡Ya veras que sorpresa te espera! Jajaja- seguía riendo de forma siniestra. Lluvia no le hizo casi, pero aun así noto un mal presagio.

Intentando ir lo más rápido posible, y ralentizando por Kaji, quien casi arrestaba una pierna. Tardaron cerca de quince minutos en encontrar el quad. Lluvia se sentó rápidamente delante, calculando cuanto tiempo hacia que se habían marchado Sôkar y los otros. Habría pasado algo más de media hora, y contando con que estaba herido, seguramente aun tardase unos diez o quince minutos en llegar a la base. Por otro lado, ella tardaría una media hora o más, ya que ahora no iría tan rápido como antes, pero igualmente pisaría el acelerador, pues deseaba llegar lo antes posible para decir cuatro cosas a todos aquellos insensatos. Miro a Kaji, quien aun le costaba caminar y estaba a cierta distancia.

- ¿Qué haces? ¿!Quieres subirte de una puñetera vez!?- pronuncio furiosa para que se diera prisa. Estaba realmente enfadada, y lo último que quería era cargar con un inútil como él, pero Dino se lo había pedido personalmente. Kaji consiguió llegar, y observo el esplendido quad negro y brillante. No sabia que en la base hubiese vehículos así, aunque en cierto como era normal, no iban a utilizar a Sôkar como único medio de trasporte. Kaji únicamente montara en una moto de un vecino hace años, así que la idea de ir en un vehículo como aquel, que parecía que te ibas a caer en cualquier momento no le agradaba mucho. Subió y puso sus manos en la cintura de Lluvia, y en cierto modo se sorprendió. Estaba acostumbrado a ver a Lluvia con ropas holgadas, de entrenamiento y poco ceñidas, y aunque aquel traje marcaba más que el resto, igualmente no dejaba apreciar su cuerpo. Y cuando Kaji noto su cintura perfectamente marcada y se puso algo rojo. Siempre pensara en Lluvia como una chica más bien musculosa y con las cuervas poco marcadas, pero ahora se daba cuanta que era todo lo contrario. Entonces Lluvia se giro levemente con el rostro aun fruncido- Las manitas más arriba, anda…- pronuncio seria.

- Si, ¡lo siento!- contesto Kaji rojo, mientras ponía las manos en los hombros de la joven, y esta pisaba el acelerador, dejando aquella pesadilla atrás.

Lluvia y Kaji ya habían llegado a la base. Al parecer había otra entrada por donde entraban los vehículos, no era demasiado grande, lo suficiente para motos o quad. La entrada daba a un pequeño pasillo plateado, y había que esperar un poco a que otra puerta metalizada se abriese, en cuya esquina había una cámara grabándolos. En breves le abrieron y dio a lo que debería ser el garaje de la base. No era muy grande pero si había varios vehículos, un par de motos que alta cilindradas, otro quad y un todo-terreno. Lluvia aparco perfectamente en un sitio libre, apagando el motor y mirando a Kaji.

- Abajo- dijo seca. Él obedeció sin rechistar, no quería que empezasen los gritos antes de tiempo. Durante el viaje había recuperado suficientes energías como para caminar a un paso normal. Aun sentía dolorido el abdomen, y el sabor de la sangre no se le había marchado de la boca, pero podría aguantar un poco más antes de ir a la enfermería. Lluvia bajo del quad y dejo las llaves en un gancho en una columna pegada a la pared, donde había otro par. Cada dos vehículos había una columna donde estaban las llaves, seria fácil de robar si no fuera que para salir de allí hacia falta la contraseña de la puerta. Lluvia empezó a caminar hacia una puerta plateada- Vamos, Dino nos espera- dijo mientras la puerta se abría y dejaba ver un ascensor. Kaji dudo en entrar, pues desde aquella noche estaba seguro que preferiría las escaleras a aquellos trastos. La subida fue bastante incomoda, con un silencio que mataba. Cuando las puertas se abrieron dieron a un pasillo que Kaji rápidamente reconoció. Aun de llevar meses andando por la base aun no sabia ni el veinte por ciento de los secretos y lugares que escondía, y seguramente nunca llegaría a hacerlo. Se encaminaron a la sala de reuniones situada en el piso superior, donde le caería una buena bronca. Kaji respiro hondo antes de que Lluvia abriese la puerta. Al entrar se encontró con que todos estaban allí. Dino permanecía sentado en una silla enfrente de todos, tras una mesa con los dedos entrelazados y en silencio, sin duda daba miedo. En la mesa en forma de U estaban ya sentados Matarratas, quien parecía empezar a comprender la locura que había echo y que su castigo seria ejemplar; Sauce, con un par de parches en la cara y brazos de heridas sin importancia; Amor con la vista baja esperando la bronca de su vida y que casi seguro que acabaría llorando, no aguantaba mucho; Arturo tenia el brazo izquierdo completamente vendado y en un cabestrillo, con muchos parches en el otro brazo el cual reposaba encima de la mesa y abría y cerraba la mano, como si aquel simple movimiento le costase; Zap, bueno, Zap seguía como siempre; Sôkar permanecía sentado sin camiseta, con el torso envuelto en vendas y también varios parches. A Kaji le sorprendió enormemente ver a todos así, pues la ultima vez que los había visto estaban perfectamente. Sin duda debían haber tenido una dura batalla, sobretodo si Sôkar había acabado así. Kaji sintió alivio de que todos estuviesen allí, pero a la vez se sintió mal pues era en cierto modo su culpa de que se encontrasen en aquellas condiciones. Lluvia se adelantó y entro en la sala- Ya estamos aquí- Dijo poniéndose alado de Dino. Kaji entro, sentándose en un sitio libre, entre Amor y Zap. Miro a su alrededor y no vio a su hermano, por lo que un pequeño mal presagio lo inundo.

- Amor… ¿y mi hermano?- dijo bajito mientras que Dino permanecía en silencio aumentando la tensión.

- Dino les ha dado un cuarto, ahora están durmiendo. No te preocupes- dijo incluso más bajo de lo que solía hablar, como si tuviese miedo de invocar la ira de Dino. Kaji soplo aliviado, en cierto modo el plan había salido bien, cualquier castigo valdría la pena por tener a Chips a salvo.

- …-Dino se levanto. Su rostro serio era más amenazador que nunca, haciendo que casi todos tragasen saliva- Hoy… no solo habéis puesto en peligro vuestras vidas, habéis puesto en peligro la organización de 5 elementos- pronuncio en un tono medio, casi tranquilo, pero que hacia revolverle el estomago a todos- Además… ¡Me habéis desobedecido! – Soltó de golpe mientras su puñetazo caía sobre la mesa haciéndola crujir. Todos se quedaron tensos, respirando hondo- ¡Me habéis demostrado hasta que nivel llega vuestra idiotez! Las tonterías que llegáis a hacer sin ni siquiera pensar en el resto. Sinceramente me habéis decepcionado- pronuncio serio, y todos notaron como en su estomago se les creaba un nudo. Dino se encamino hacia delante, poniéndose delante del escritorio que ahora tenia una bonita marca de guerra. Lluvia permanecía en silencio alado del escritorio, de pie y serena, esperando a ver cual era la sentencia de todos ellos. Pero Kaji pudo ver, como ella miraba a Sôkar, casi con un tono de decepción por aquella traición que había sido para ella, y mientras el chico sombra parecía no querer encontrarse con aquellos ojos azules y desviaba la vista- Quiero saber…¡Quien!, Quien ha sido el idiota que propuso ese absurdo plan- Pronuncio mirando a todos. Kaji noto como su vista quedo para en él y podía notar como le iban a echar de allí, pero otra voz se alzó entre los presentes.

- Yo fui él responsable del plan- dijo Matarratas levantándose. Todos lo miraron sorprendido, por hasta el momento, Mat siempre había mirado únicamente por su lado, era un chico muy solitario y que parecía que nunca haría nada por nadie, y menos dar la cara en algo así. El rostro de Mat era serio y estaba preparado para cualquier cosa- Yo fui quien quiso ir a buscar a mi hermana, y por eso pedí ayuda al resto.

- Tu Mat…- dijo Dino casi sin creérselo. Para Dino, al igual que para todos, Mat era un chico antisocial y a la vez un genio, como pensar que había acabado así- Esto no me lo esperaba de ti. Sin duda las malas influencias te han perjudicado- mientras miraba a Kaji- Si es así, no me queda más remedio que expulsarte de la organización- dijo secamente, mientras el resto quedaba mudo. Mat noto como sus piernas le temblaban, más consiguió quedarse de pie. Para él la organización era todo, no tenia nada más allá fuera. Habían sido años de estudios y preparación para dominar su poder, y ahora todo parecía irse a la mierda. Su hermana quien sabe que haría, si marcharse con él o quedarse, ambas eran posibles. Mat estaba apunto de contestar, pero otra voz se alzó.

- Yo también tengo la culpa- dijo Kaji levantándose. Dino volvió a mirarle con algo de odio, pero no el suficiente para callarlo- También quería salvar a mi hermano pequeño Chips, y no pensé en las consecuencias. Yo anime al resto a acompañarme, así que tengo la misma culpa que Matarratas en esto- pronuncio seguro y sacando pecho. Era completamente verdad, él también tenia la culpa y no dejaría que uno tragase con todo el castigo. Dino iba a contestas, cuando se volvió a oír como alguien se levantaba echando la silla para atrás.

- Entonces yo también debo ser sancionado- dijo Sôkar levantándose. De nuevo todos le miraron, incluso Lluvia, pero con aquella mirada de recelo- Yo permití que fueran y les he ayudado. Debería ser el responsable de que estas cosas no ocurras, más esta vez la apoye por que mi sentido común decia que era por una causa noble- Lluvia desvió la mirada mientras chasqueaba los dientes enfadada, sin duda costaría recuperar la confianza entre ambos. Dino miro a los tres jóvenes que permanecían de pie. Era una pena, a Kaji le encantaría echarle, nunca le acababa de convencer aunque sin duda tenía mucho potencia. Mat era una pena expulsarlo, pues un genio como él no se encontraba así como aso. Y perder a Sôkar era una de las peores noticias que se podían oír, pues era de sus mejores guerreros y uno de quien tenía más confianza. Dino vio como Arturo, Sauce y Amor casi llorando, iban a levantarse para dar también la cara, pero Dino los detuvo.

- Visto lo visto, no expulsare a nadie… por le momento- dijo serio. Todos sintieron un gran alivio, aun sabiendo que abría un castigo, no se irían de rositas tan fácilmente. Dino continuo- Por el momento quedáis sancionados. No entrenareis ni podréis estar en zonas comunes, únicamente en vuestro cuarto hasta nuevo aviso- dijo dándose la vuelta- Ya pensare en nuevos castigos- Con esto Dino empezó a retirarse. Los sancionados se miraron, todos con una pequeña sonrisa en los labios, menos Mat, aunque también estaba aliviado. Lluvia empezó a encaminarse hacia la puerta, pero antes de irse miro los dos sitios libres que había en la mesa, algo extrañada.

- Amor…-dijo seria. La joven de pelos rosas se giro notando un escalofrió por la espalda y tiesa.

- ¿Si?- respondió medio entrecortada, y recordando que era ella la que dormía con Lluvia, y rezaba por que no se vengase con ella.

- ¿Sabes si Nizo se fue ya a dormir?- pregunto dudosa. No había visto a su hermano desde la hora de la cena, y con todo aquel alboroto le parecía raro que no estuviese por allí metiendo cizaña

- ¿Durmiendo? No se, ¿pero no vino contigo?- pregunto Amor extrañada, recordando como se los habían encontrado en las cuevas antes de irse, y como tanto Nizo como Tarántula aseguraban haber ido con Lluvia, y lo más normal es que volviesen con ella.

- ¿Conmigo, a que te refieres?- dijo arqueando una ceja, y notando un mal presentimiento en su pecho.

- Si, ellos dijeron que habían ido contigo a las galerías aquellas, y luego ya no los volvimos a ver- pronuncio tranquila, pero el rostro de Lluvia cambio completamente. Su piel se puso más pálida, abrió mucho los ojos y cogió mucho aire por la nariz, sin creerse lo que estaba pasando. Sôkar pareció leer los pensamiento de Lluvia, pero apenas le dio tiempo a gritar.

- ¡Lluvia! ¡No!- antes de que la joven desapareciese corriendo. Sôkar empezó a correr tras ella, mientras el resto se quedaban atónitos y sin comprender lo que acababa de pasar. Él único que hizo algo fue Kaji que con esfuerzo empezó a seguir al chico sombra, y a la vez hacerle un gesto a Zap para que lo siguiese. Ambos empezaron a correr por los pasillos iluminados en dirección el hangar, pero ya ni veían a Lluvia, la chica era rápida. Sôkar en un principio no se dio cuenta de que Kaji y Zap estaban siguiéndole, pero finalmente se percato- ¿Qué hacéis?

- Vamos contigo- respondió Kaji seguro sin perder el ritmo. De vez en cuando la pierna le recordaba la paliza que había recibido hace menos de una hora, pero Kaji apretaba los dientes y seguía, pues sabia que algo malo había pasado. Sôkar los seguía mirando, en silencio mientras seguía sin perder el ritmo.

- Esta bien… pero hacer todo lo que os diga, por favor- dijo en voz baja, sin duda el también sabia que algo malo pasaba. Kaji y Zap afirmaron con la cabeza mientras seguían su ritmo. Corrieron hasta la puerta que debía dar al hangar donde estaban aparcados los vehículos, y Sôkar le dio varias veces al botón que llamaba al ascensor. Kaji recuperaba el aliento mientras esperaban al ascensor y Zap simplemente esperaba sin emoción alguna. Cuando llego subieron sin bacilar y rápidamente descendieron hasta el garaje. Kaji se fijo como estaban todos los vehículos perfectamente aparcados, menos en el que había venido junto con Lluvia, cuya plaza estaba vacía. Sôkar soltó una pequeña maldición por lo bajo, y se encamino a la puerta- Coger uno de los quad del fondo, son los más fáciles de usar- miro a Zap- ¿Zap, crees que podrás seguirme?- dijo serio. Kaji miro a su compañero, no sabia que él supiese usar aquellos vehículos, pero a la vez le daba algo de miedo ir con él.

- Claro, yo soy un genio- contesto seguro. Sôkar empezó a teclear en una pantalla que había en la puerta, y poco a poco esta empezó a abrirse iluminando el camino de metal. Sôkar subió a una especie de moto de gran cilindrada, e hizo un gesto para que lo siguiesen.

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Otra vez aquella situación, la de ir a toda velocidad por túneles en una penumbra ensombrecedora, y en cuyas paredes retumbaba el motor del quad. Lluvia apretaba más y más el acelerador que estaba a toda potencia, mientras que para ella se repetía siempre las mismas palabras, “No puede ser”. El foco del quad apenas iluminaba las paredes que dejaba atrás en pocos segundos, por lo que Lluvia iba casi a tientas por aquellos laberintos. Su cabeza parecía que le iba a explotar, no podía estar pasando aquello. ¿Habrían sido capaces Nizo y Tarántula de haberla seguido hasta allí? Parecía imposible pero con aquel par de chorlitos nunca se sabia. Debía volver y encontrarlos lo antes posible, pues los guardias ya debían estar mirando los túneles más cercanos a la base que acababan de asaltar, en busca de algún enemigo herido que se quedara atrás. Lluvia miro como la aguja de la velocidad marcaba lo máximo, mientras que la del combustible bajaba de manera vertiginosa, seguramente le llegaría para llegar hasta allí, pero para volver no sabia, daba igual, si hacia falta volverían andando, u obligaría a esos dos a llevarla a cuestas, pero a salvo.

Ya pasaran más de veinticinco minutos, unos minutos de agonía, temor y un mal presagio, y por fin encontró la cueva donde se había encontrado con los otros atrás. Los dos de F-13 seguían allí, inconscientes y sin haberse movido un milímetro. Seria tan fácil matarlos, sacar la espada y cortar sus endebles cuellos mientras dormían, pero ahora no había tiempo para ello. Lluvia paro un par de túneles más adelante, sin preocuparse en tapar el quad, y empezó a correr por los túneles en busca de su hermano. Quería gritar su nombre, pero el enemigo podía estar en cualquier esquina, así que aguanto aquellas ganas y siguió buscándolos a la antigua usanza. No supo cuantos túneles recorrió, ni cuantas cuevas oscuras donde ni los hongos luminosos querían crecer. Sin darse cuanta llego a la cueva donde se encontrara con Kaji, donde únicamente quedaba la gran mancha de sangre en el suelo. Melón debió de irse por su propio pie, pues había un pequeño rastro de gotas en dirección la base. Aquel tipo era duro, no se dejaría vencer así de fácil. Lluvia dejo de pensar en él y volvió a encaminarse por otro túnel, pero no tardo en encontrarse con algo que no quería ver. En medio de un túnel, tan oscura que costaba ver más allá de dos metros, encontró el cuerpo de Tarántula. Estaba tirado contra la pared, inconsciente, con varias heridas y sus ropas manchadas de sangre.

- ¡Tarántula!- grito por fin Lluvia acercándose a él y agachándose a su lado. Lo sujeto por los hombros balanceándolo levemente, para que espabilase, pero sin hacerle daño. Su estado era horrible. La sangre resbalaba poco a poco desde su cabello por su rostro con cortes y quemaduras. Sus dos brazos extras, los cuales únicamente los sacaba para pelear, colgaban amoratados y también con cortes, no había sido capaz de reunir suficientes energías para recogerlos. Lluvia siguió llamándole, dándole igual si había enemigos cerca o no, lo único que quería era que despertase y quitar aquella agonía que la empezaba a asfixiar. Entonces, el chico araña abrió temblorosamente los ojos, y al principio parecía que ni sabia donde se encontraba, simplemente miraba a Lluvia atontado. Finalmente consiguió hablar.

- ¿Lluvia? ¿Qué haces tu…- dijo costosamente, en un tono muy bajo que si no fuera por el silencio que los rodeaba no se podría oír.

- Eso da igual, ¿Qué ha pasado?-pregunto ansiosa, sin dejar de sujetar los hombros de Tarántula. El chico no contesto, simplemente miro al suelo, como si quisiese evitar la pregunta. Lluvia iba a insistir, pero entonces vio como de los ojos negros del chico empezaron a deslizarse unas lagrimas que limpiaban levemente el polvo de sus mejillas. Lluvia quedo mirándole, esperando lo peor.

- Lo… Lo siento… nosotros no pudimos…-decía entre leves jadeos y con esfuerzos. Entonces Lluvia miro a su alrededor comprobando que no había nadie más, y volvió a mirar al chico.

- …¿Dónde esta Nizo?- pregunto asustada. Las lágrimas de Tarántula siguieron bajando sin descanso. No contesto a Lluvia, simplemente irguió temblorosamente un brazo, señalando el final del túnel.

Lluvia se levanto temblorosa, dejando atrás al chico araña, y encaminándose en aquella dirección. Su corazón estaba oprimido, sin sabe a que se iba a enfrentar. Sentía que sus piernas querían flaquear, no ir aquel lugar, pero no había otra opción. Finalmente vio la tenue luz que iluminaba una caverna, y se adentro en ella. Lo que vio allí fue como si algo le atravesase el corazón de golpe. Sintió que se sangre se paraba, que se helaba y que enfriaba su cuerpo. El rostro frio y las piernas temblorosas por una estampa que la atormentaría seguramente para toda su vida. Una cueva pequeña, muy pequeña, pero con las paredes manchadas de grandes cantidades de sangre. A la vez, por el suelo también había rastro de lo que había sido una carnicería, con piedras destrozadas a golpes, y salpicaduras de sangre. Y en medio de aquella estampa, el cuerpo de su hermano, inmóvil y con un enorme charco rojo de bajo. Ella quiso acercarse, más su corazón se lo impidió, solo al cabo de un minuto consiguió adelantar un pie, un pie tembloroso y que parecía querer fallarle en cualquier momento. Se acercó, muy poco a poco, viendo lo que nunca quiso ver. Nizo estaba tendido boca arriba, con los ojos cerrados y sin señales de vida. “No…” soltó Lluvia al darse cuanta de la situación. Sus ojos empezaban a quemarle, amenazando con llorar. Cuando estuvo al lado del cuerpo de su hermano, se dio realmente cuenta del estado del. Estaba destrozado, con cientos de heridas sangrantes y profundas por todos lados. Sus ropas estaban hechas añijos y quemadas. Gran parte de su cuerpo estaba quemado, dejando ver la carne negra y rojiza. Su rostro estaba pálido, y no mostraba ni un solo signo de vida. Entonces Lluvia no pudo más, se dejo caer de rodillas alado de aquel cuerpo inmóvil, sin fuerzas para soportar aquello. Aquellas mascas habían sido echar por alguien sediento de venganzas, que quería únicamente hacer sufrir a aquel Nizo. Lluvia seguía mirando el rostro de su hermano tras una capa de lagrimas que aun no querían caer, y lentamente acerco su mano temblorosa al rosto de él. En cuanto sus yemas rozaron la mejilla, se dio cuenta de que estaba frio, mucho más que de costumbre, y la joven fue dejando caer la palma de su mano sobre las mejillas de él, manchándola de sangre seca y fría. Los ojos de Nizo estaban levemente hinchados y de un tono violetaceo enfermizo. De su boca, nariz y de alguna parte de su cabeza los ríos de sangre ya estaban secos. No fue capaz de contenerse, y sus lagrimas empezaron a resbalarse por su rostro, sin creer lo que estaba pasando. “No Nizo… tu no…” decía en susurros mientras apretaba sus diente de importancia. Las lágrimas de ellas cayeron en el rostro de su hermano, pero esto no sirvió para limpiarle la sangre. Lo había perdido, sin poder ni siquiera despedirse. Llevaba años protegiéndole, luchando para que no le pasase nada, y aun así había sucedido. Lluvia dejo caer su rostro sobre el de él, pegando ambas frente, las dos frías. “No.. no te vallas tu también… por favor” decía mientras las lagrimas seguían bajando y su cuerpo temblaba. Lentamente rodeo el cuerpo inerte y lo atrajo para si, fundiéndose en un angustioso abrazo, lo suficiente para que Lluvia estallase en casi inaudibles llantos mientras parecía que sus lagrimas no tenían fin. Dos hermanos separados entes de tiempo, un tiempo que había sido demasiado poco. Era verdad que Lluvia no mostraba el aprecio hacia Nizo a menudo, pero por eso no quería decir que no existiese, por que al fin y al cabo era lo uno que le quedaba de su vida pasada, de la vida que había vivido junto a sus padres y que ahora parecía tan lejana. Lluvia no quería admitir aquello, no quería admitir la perdida de su hermano, y lo único que podía hacer es llorar junto a él. Introdujo sus dedos entre su cabello manchado de sangre, e hizo que su cabeza se apoyase en su hombro, mientras ella apoyaba la mejilla en la sien de él, manchándose más de sangre seca. En el suelo quedaba un horrible charco de rojo, que tiñeron las azules botas de Lluvia. Al pegar ambos cuerpos con aquel abrazo, la ropa de ella también se tiño, unas manchas que por mucho que lavase la ropa, para ella siempre estarían allí, recordándole su fracaso como hermana protectora. Lluvia sentía su corazón roto, como si alguien le hubiese atravesado con una espada y la estuviese a retorcer para hacer más daño. Y tal era su agonía que ni se dio cuenta de que alguien había entrado en la cueva. Esa presencia quedo un poco en la entrada, observando incrédulo aquel lugar. Poco a poco se le acerco a la joven por la espalda sin hacer ni un solo ruido, y cuando estuvo a sus espaldas, pudo notar lo innumerable que era ella en aquel momento, todo lo contrario que solía ser. Él puso su mano en el hombro de ella.

- Lluvia…-susurro Sôkar, intentando que ella regresase de ese mundo de angustia donde estaba. Pudo ver el cuerpo de Nizo y el estado en el que estaba, y comprendió por que ella estaba así. Lluvia ni reparo en él, simplemente seguía abrazada a su hermano, dejando caer lágrima tras lagrima. Sôkar volvió a llamarla, esperando que reaccionase- Lluvia… por favor…- susurro casi en su oído. La joven pareció haberlo oído, y estremeció su espalda. Giro su rostro pálido y con las mejillas y ojos rojos, sus ojos azules se escondían tras una capa de gruesas y amargas lágrimas.

- …¿Por qué?- fue lo único que ella pudo decir, esperando que Sôkar pudiese resolver la angustia que sentía, que arreglase aquel nudo en la garganta que amenazaba con ahogarla cada instante. Él no dijo nada, no podía decir nada, y las lágrimas de ella aumentaron, y busco refugio en el pecho del chico. Sôkar la abrazo, de manera protectora a la vez que compasiva, y por primera vez sintiéndose impotente en aquella situación, y sintiendo que lo único que podía hacer era aquello, abrazarla y callar. El rostro de Lluvia derramaba lágrimas en su pecho, mientras él la abrazaba y acariciaba su cabello, esperando que se calmase, y en las rodillas de Lluvia el cuerpo de Nizo. Sôkar protegió a Lluvia, era lo único que podía hacer, lo mismo que cuando la conoció. Los amargos momentos del pasado volvieron a su mente, y se dio cuenta que si en aquel momento Lluvia no podía ser fuerte, debía serlo él. La separo levemente del abrazo, de manera delicada.

- Lluvia… debemos irnos, este sitio es peligroso- dijo en bajo pero sabiendo que ella lo escuchaba.

- No… no pienso dejarlo…- dijo entre jadeos con un gran esfuerzo. Sin duda, ella no se separaría de Nizo ni aunque le costase la vida, no volvería a abandonarlo.

- Tranquila… nos lo llevaremos…- dijo él tranquilizándola y volviéndola a atraer a su pecho. Hizo un portal en el suelo, y la sombra oscura se trago el cuerpo de Nizo, lo que provoco más lagrimas en el rostro de Lluvia.

Sôkar la pego contra su pecho, y paso una mano por su espalda y otra por debajo de sus piernas, levantándola del suelo y del charco de sangre. Ella abrazo con fuerza el cuello de él, en busca de un refugio que la llevase lejos de aquella angustia que la destrozaba. Sôkar empezó a caminar hacia la salida, donde esperaba Kaji, que había visto todo desde la distancia. Su estomago se había dado la vuelta, y también se sentía mal. Estuvo apunto de derramar también alguna lagrima, pero consiguió limpiarlas antes de que resbalasen. Esa fue otra Lluvia que nunca quiso ver, junto a la derrotada. Metieron a Tarántula en otro portal para que descansase hasta llegar al refugio. Sôkar puso a Lluvia en su moto, y se ayudo de su chaqueta para sujetarla al cuerpo de él, pues tenia miedo de que cayese en alguna curva, pues ella no estaba para nada. Zap y Kaji irían en el quad en el que habían venido, y ya volverían otro día a buscar el de Lluvia. Y así dejaron atrás aquel lugar manchado de sangre amiga, donde nunca más desearían volver…

Mini Fic Especial: Cartas de agua

Cuando acabe de escribir el capitulo anterior (léelo antes que este mejor, si no ya te imaginas por donde van los tiros) me acorde de este mini fic que escribí para un concurso de este mismo foro. Ahora os lo dejo aquí por si os interesa echarle un vistazo pero recuerdo que no tiene nada que ver con "La Ciudad del Cielo Gris", si no que esta basado en la historia original.
Espero que os guste

No se si algunas vez leerás estas lineas que escribo cada noche en miles de hojas las cueles no verán la luz del día. Dudo mucho que alguna vez te enteres de que es realmente lo que pienso, pues mi miedo a la vergüenza hará que destruya esta carta en cuanto escriba su ultimo punto. Pero aun así deseo desahogarme, escribiendo levemente lo que eres para mi, escribiendo para recordar lo que éramos...para recordar tus consejos, nuestras travesuras, nuestros enojos, nuestras penas, nuestras alegrías y miles y miles de sentimientos que años atrás quedaron...
Eres mi hermana, mi hermana gemela con la cual nací, con la cual descubrí este mundo nuevo y confuso, siempre de la mano para no perdernos en el. Aun recuerdo a aquella mano suave, la cual cogía delicadamente después caerte y ponerte a llorar, y te obligaba a seguir adelante, haciéndonos mas fuerte los dos, caminando asta que nuestros caminos se separaron.

Pero ahora eres tú la que me arrastras. Eres tu por la que cada día quiero mejorar, por la que cada día intento que estés orgullosa de mi, porque par mi tu eres un ser increíble. Me llena de orgullo el decir que eres mi hermana, aun sabiendo que yo no estoy, ni estaré nunca a tu altura.

Aquellas noches de tormentas en las que te escabullías para meterte en mi cama, con cualquier escusa menos decir que tenias miedo. Eres aquella que me ayudaba a robar las cookies de nuestro padre sin que se diera cuanta. Aquella que tanto echo de menos, y hace tanto que te separaste de mi.
Ahora es otro el que te acompaña, quien te ayuda y calma. Al principio lo aborrecí, pero pronto me di cuanta que era el único capaz de controlar tu enorme ira, la cual yo no podía, ni puedo comprender.

Aun así, aun sabiendo que cuando tu odio, celos y orgullo, te impida desahogarte con simples lagrimas, cuando tus nudillos sangren de dar golpes efímeros a todo lo que te rodea, aun sabiendo que entonces siempre tendrás a Sokâr para calmarte, aun así... solo quiero que sepas que también me tienes ahí.

Quizás nunca llegues a entender por que significas tanto para mí, por que tu opinión es más importante que la de cualquier otro ser en mi vida. Quizás nunca llegues a entender por qué te adoro, el motivo por el cual bacilo al mirarte a los ojos y no soy capaz de decirte lo que significas para mi, y quizás nunca entiendas por que cada vez que puedo busco verte feliz.

Dejo ya de escribir en esta carta desecha por el agua, cuyos versos revivirán mañana en otra hoja de tres minutos de vida, para volver a morir en un mar de sentimientos...

Por estar ahí; por ser mi hermana...

Gracias, Lluvia