Taller que recoge lecciones escritas por Jesulink, autor de Raruto y 5 Elementos, en colaboración con otros dibujantes de la comunidad Jesulink.com.
Todos leemos manga, de lo contrario no estaríamos aquí, y probablemente hayas accedido a este fragmento del taller por que en algún momento te creíste capaz de crear tú mismo un manga.
El arte tiene dos facetas: el consumo y la creación, dos procesos que se ayudan mutuamente.
Consumes cuando ves una película, escuchas una canción o lees un cómic, creas cuando filmas, compones o dibujas.
Es algo común que el espectador agradecido tenga la innata inclinación a traspasar la barrera y dejar de ser un mero receptor.
De esta forma, quien es un gran aficionado a la lectura acaba sintiendo la necesidad de escribir, de aportar al arte que disfruta su granito de arena, y lo mismo con el resto de prácticas artísticas.
Es por eso que, por muchos trucos y métodos que uno utilice para inspirarse, sin duda la mayor y más efectiva fuente de ideas es el consumo puro y duro. También es, la mejor forma de evolucionar artísticamente, junto a la práctica constante; observar con atención lo que han hecho otros.
Además, siendo dibujante se aprecian de otra forma los mangas ¿verdad? Cuando digo que los dos procesos se ayudan recíprocamente me refiero a eso. Consumir mangas te ayudará a crear mejor, y crear mangas te ayudará a consumir mejor. Mucha gente sabe bastante del tema y no han recurrido jamás a tutoriales o a talleres de consejos, aprenden observando, son autodidactas.
Seguramente tú tengas ciertos conocimientos que sabes porque sí.
Que en los diálogos largos entre dos personas lo mejor es dibujar el paisaje que les rodea y los bocadillos sueltos, que en los shocks la imagen a veces invierte los colores y queda "en negativo", que a los personajes muy enfadados les desaparecen las pupilas y se les marca extraordinariamente la vena de la frente, que los cortes dramáticamente certeros de katana pueden dibujarse como una raya blanca en un fondo negro…
Son perfectos los libros y tutoriales de iniciación, pero lo de canalizar el arte de otro en beneficio propio es algo que hace todo el mundo, desde el más premiado hasta el más novato.
¡No me refiero al plagio descarado, obviamente!
Es comprensible, cuanto más consumas, mejor, aunque no te lo tomes como una obligación o un deber, es un disfrute personal.
¡Sigue leyendo!