¿Como tratar con más de un personaje?

De libros sobre aventura medieval aprendí que es bastante difícil manejar un grupo de siete o más personas.

En muchas escenas en las que todos están reunidos y sucede algo, o bien se dibuja lo que cada uno hace en consecuencia (lo cual es un coñazo) o bien la acción se centra en los personajes implicados (lo que supone que los demás están callados, inmóviles y apartados a un lado del plano y que de vez en cuando pongan cara de sorpresa)

En los momentos iniciales de la historia se aprecia sobre qué hombros recae el peso del protagonismo, aunque no sea definitivo.

Quizá sea sobre dos hombros (cuando centras toda la atención en un personaje, que, por ejemplo, comienza como una sombra errante caminando por el desierto), sobre cuatro (si te da por empezar presentando a dos gemelas, el héroe y su eterno amigo/rival, el maestro y el alumno, una pareja discutiendo...) o sobre seis (Tres componentes que suelen tener variopintas personalidades que se complementan, como Leela la Responsable, Fry el Idiota y Bender el Delincuente)

Empezar ya con cuatro, cinco, seis... personas es algo que me supera, pero si sabes maniobrar con los equipos, ¡adelante!

Tienes que decidir en qué orden aparecerá/n tu/s protagonista/s principal/es y en qué orden se irán añadiendo los otros protagonistas (Si los hay)

Estos son algunos esquemas de incorporación.

¡De uno en uno!
(Inicial) + 1 + 1 – 1 + 1….

Este esquema es propio de las aventuras que incluyen viajes y visitas a numerosos lugares por todo el mundo.

Todo empieza con el/los protagonista/s y la persona que le introduce al mundo (su sensei, mismamente). A partir de ahí, recorriendo el mapa, conocen distintas ciudades, historias, culturas y personajes, de los cuales tú, el autor, por el motivo que quieras, añadirás al grupo.  El -1 del subtítulo es por si te apetece matar a alguien durante el camino.

En los mangas suelen unirse al principio personajes de características similares al protagonista (mismo poder, misma edad...) y después vienen los demás, hasta ese que se parece mucho al héroe pero que, a la vez, es completamente distinto.

Lo esencial de este esquema es que el protagonismo se reparte más a o menos a partes iguales. Se admite un líder y por debajo de la línea de carisma y protagonismo, los demás se pelean por el puesto. En ocasiones le toca a uno ser el protagonista central, otras veces es otro...

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¡Fragmentación grupal!
- ¿Qué tal todo por allí?

El caso de El Señor de Los Anillos ejemplifica este concepto muy bien.
En escena había bastantes personajes, ¿verdad?
El cursi de Orlando Bloom, ese Gandalf ahora gris, ahora blanco, Frodo cara-permanente-de-angustia... y decenas de secundarios.

Bien, a pesar de ser el elfo arquero y ágil, el paladín noble, el enano cafre y gruñón, el protagonista con inmenso poder que puede salvar o condenar al mundo, su fiel compañero y el mago más poderoso conocido, no me negarás que el Señor de Los Anillos no es una obra maestra. Esto me reafirma en la idea de que, aún con los más estereotipados recursos, uno puede triunfar a lo grande si tiene una buena idea y una destreza para hacerla atractiva. Pero eso es harina de otro costal.

Imagínate a esos seis personajes en un mismo grupo con un mismo destino.
Ya he comentado la dificultad que conlleva manejar a tanta gente. Además de las escenas de interacción, cada uno tendrá sus problemas personales, tendrán que cazar para comer y dormir en algún sitio, las guardias nocturnas, los enemigos... Y ya no en un entorno medieval, en la actualidad cada uno tendría sus obligaciones y responsabilidades.

En ESDLA, cada grupo tiene su intríngulis. Obviamente, todos están unidos a una historia común, y aunque busquen distintos objetivos, comparten el origen y/o el destino.

Puede que antes estuvieran juntos y ahora se han separado, o al revés, que estén separados y acaben conociéndose si se juntan. Lo que no tiene mucho sentido es dibujar tres grupos que no tienen relación entre sí y que durante toda la historia ni se encuentran.

Eso, o son tres historias independientes o es una sola historia bastante original.
Hmmm, figúrate, varios grupos de personas que interactúan entre sí sin darse cuenta....

Piensa que, igual que en la película, en el cómic tendrás que dibujar las escenas de todos e ir alternando, encajarlas para que ahora interese una, ahora interese otra...

Es complicado, pero si lo consigues queda genial, y te aseguras el entretenimiento del lector porque hay variedad dónde elegir.

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¡Focalización!
La esencia del merchandising de figurillas, llaveros, bufandas, carteras, camisetas…

Aquí hay un protagonista o dos que son el Sol y los demás son satélites.

Ese personaje o pareja central sostiene el argumento y los pobres secundarios la modifican ligeramente.

En Death Note ciertamente, había personajes que aportaban lo suyo al complejo caso de los asesinatos y los shinigamis, pero al final todo remitía a L y Kira, los demás a veces hasta estorbaban.

Lo más difícil de este esquema es conseguir que "el Sol" atraiga la atención durante toda la trama y se identifique como el “estandarte” de la serie.

Volviendo al ejemplo, los dos grandes protagonistas de esa serie son capaces de chupar cámara y permanecer en primer plano siempre, incluso cuando luego les sustituyen (con el multitudinario descontento por el reemplazo)

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¡LINAJE!

Y Phineas engendró a Ahimat, y Ahimat engendró a Rabhed, y Rabhed engendró a Jonás, y Jonás…

Cuentas una historia a través de distintas generaciones, sin centrarte llamativamente en una u otra.
Éste esquema es perfecto si concibes una historia larguísima sobre un mundo muy extenso y complejo.

Tú decides cuándo empezar y con quien, y a partir de ahí narras sus aventuras hasta que muere, y de ahí pasas a su descendencia (hijo biológico, vástago adoptivo, discípulo...). Esa descendencia, que elementalmente tendrá algo que ver con su pasado familiar, vivirá más aventuras y dará lugar a otra generación, y así hasta que la historia acabe o el mundo explote de aburrimiento.

Elige el esquema que mejor se adapte a tu historia.